El Mercat ha sido objeto de reformas durante sus 80 años de vida. | Gori Vicens

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El próximo martes, 19 de julio, el día antes del día de la patrona Santa Margalida y tan sólo un día después del fatídico 18 de julio de 1936, se cumplirán 80 años de la inauguración de la edificio del Mercat Municipal. Una construcción que no estuvo exenta de polémica y fuertes disputas entre derechas e izquierdas.

Sacar adelante el proyecto fue una batalla personal del alcalde republicano Pere Oliver para eliminar los puntos de venta que se ubicaban bajo el porche del Ajuntament de Felanitx. En verano, las moscas y el mal olor ponían en riesgo la salud pública.

Pero la iniciativa fue una tarea complicada por varias razones. El primer obstáculo fue la falta de colaboración del alcalde de la dictadura, Antoni Rigo, que guardaba los planos para la construcción de un mercado y se negó a entregarlos. El autor del proyecto, el arquitecto Francisco Roca, tuvo que venir de Madrid para enseñar los planos a la Corporación. La falta de financiación fue otro de los problemas.

A pesar de las adversidad y la oposición de un sector, en abril de 1933 el Ajuntament resolvió contratar un empréstito de 430.000 pesetas para hacer frente a las obras del nuevo mercado y un matadero nuevo.
Era tan fuerte la oposición que se decidió convocar un referéndum, el 18 de junio de 1933, para que los vecinos se pronunciasen sobre el contrato del préstamo. Los felanitxers no estaban acostumbrados a este tipo de consultas. La derecha hizo propaganda llamando a la abstención. Pero, el referéndum fue todo un éxito de participación y una victoria política para la izquierda.

En 1935 una parte de la derecha local intentó modificar el proyecto y se inició una campaña en el semanario Maculí.

Obras

Tras la dimisión del arquitecto Francisco Roca, el también arquitecto C. Garau, el contratista Josep Rosselló y el aparejador Gabriel Rojo impulsaron las obras con un presupuesto de 237.498,43 pesetas. A lo largo de estos 80 años se han ido haciendo algunas reformas y adaptaciones a las normativas sanitarias. En los años 90 se eliminaron las paradas que había de pescadería y carnicería, además de algunos puestos de venta muy característicos.

Finalmente, el Mercat fue una «gran obra» atribuida a la tenacidad del alcalde Pere Oliver. Cuentan que la inauguración fue «muy fría y protocolaria» a causa del alzamiento militar. El primer uso que se hizo del mercado consistió en encarcelar a las personas que lo habían impulsado.