Dança dels Cossiers en Montuïri. | P. Ramis/G. Mas

TW
0

La reivindicación de que las mujeres puedan también danzar los Cossiers centró la revetla de Sant Bartomeu. Una veintena de personas acudió a la cita luciendo las camisetas reivindicativas llamando la atención de los centenares de vecinos y visitantes que llenaron, un año más, la plaza Major para presenciar los bailes ancestrales de los Cossiers y de la presencia del Dimoni.

Tal y como avanzó ayer Ultima Hora, un grupo de vecinos ha impulsado una iniciativa para conseguir que la presencia femenina esté garantizada en el futuro entre los Cossiers. Lo hicieron portando camisetas con el lema ‘Montuïreres i montuïrers, Cossieres i Cossiers’ con el objetivo de abrir un debate que lleve a la adaptación de esta fiesta a las sociedad actual, según los promotores de esta reivindicación.

En el ambiente se palpaba la diversidad de opiniones que ha generado la iniciativa. Muchos vecinos, aunque apoyaran la apertura del debate, coincidieron en que el día de la revetla no era el momento más oportuno y que «las camisetas han monopolizado lo que es nuestro gran día de fiesta cuando celebramos, además, que los Cossiers son Festa d’Interés Cultural (FIC) y que hay tiempo suficiente para hablar y debatir».

Al margen de esta polémica, la jornada transcurrió con total normalidad. La plaza estalló en júbilo a las 18.30 horas cuando los Cossiers hicieron acto de presencia, junto con el Dimoni, sobre el escenario para danzar Flor de Murta.

Noticias relacionadas

Devoción

El ambiente festivo y el olor a albahaca llenó las calles del pueblo. Este viernes, los protagonistas fueron Tomeu Fullana en el papel de Dama, y los Cossiers fueron interpretados por Toni Nicolau, Joan Albert Cerdà, Toni Sánchez, Miquel Lluís Arbona, Toni Bergas y Toni Miralles Niell.

Como no, el Dimoni Banya Verda, encarnado por el histórico Joan Mesquida, no defraudó repartió escorretjades a todo aquel que lo retó. Danza tras danza y correguda tras correguda, los Cossiers recorrieron las diferentes calles del pueblo seguidos de una multitud ávida de fiesta y tradición.

Montuïri, a pesar de la diversidad de opiniones, volvió a demostrar que los Cossiers y el Dimoni son unas figuras intocables de máxima devoción.