Esta feria, con un claro sabor a otoño, tuvo como centro a las calabazas y al concurso que se organiza desde el año 2007 para elegir las más grandes de entre dos categorías, autóctona y no autóctona. De esta última es de la que se presentan ejemplares más grandes, aunque este año no ha sido, en palabras de la organización del evento, un buen año para estas hortalizas.
El ganador fue Jaume Perelló, de la finca Son Claret, con una calabaza de 177,6 kilos. Se trató de una gran calabaza, pero muy alejada de los pesos de otros años, en los que se presentaron ejemplares que rondaban los 400 kilos, más del doble que esta.
Mejor temporada ha sido para la variedad autóctona, en cuyo concurso ganó Bernat Cloquell, de la finca Es Moyà. Su calabaza alcanzó en la báscula los 86,4 kilos, una cifra superior a la de otras ediciones.
Jaume Ballester y Jaume Ramón ejercieron como jueces en el concurso de este año, que por primera vez se realizaba después de la inclusión de la carabassa autóctona mallorquina en el Catàleg de Varietats Locals de les Illes Balears que elabora la Consellería d'Agricultura.
Lluvia y viento
La climatología marcó la jornada también en Muro y hacia el mediodía, momento fuerte de la fira con el concurso en marcha y las calles llenas de visitantes, el viento y la intensa lluvia forzaron a algunos vendedores a recoger sus puestos.
Aún así la tarde dio algo de tregua para que volviera la actividad a las calles y esta fira tan típica del otoño se terminara de celebrar al gusto de todos los que la han hecho posible.
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