La fira se llenó de visitantes.

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Pese a que la calor no dio tregua la Fira Nocturna de s'Illot volvió a sacar músculo y reunió a más de 2.000 personas en su edición número catorce.

Los abanicos fueron los protagonistas involuntarios de una noche tórrida que no amainó las ganas de fiesta a las miles de personas que pasearon por los calles del pueblo para ver en primera persona su oferta artesanal y gastronómica.

Más de una treintena de paradas se dieron cita en esta muestra en la que se pudieron encontrar todo tipo de productos artesanales y donde no faltaron tampoco las paradas gastronómicas.

Jabones naturales, joyas, textil, arte, juguetes, decoración o bolsos de ‘llatra', entre muchas otras propuestas llenaron las calles desde las 19 horas y hasta pasada la medianoche.

Como es habitual en estas citas, las paradas de comida volvieron a ser unas de las más demandadas, y es que el calor no quita el hambre y las colas que se formaron en algunas de ellas confirmaron el éxito de esta feria que coge peso con los años y ha pasado a convertirse en una fecha a marcar en en el calendario de los aficionados a las ferias populares.

Además de numerosos vecinos fueron muchos los turistas que también quisieron visitar el núcleo costero para pasar por una de las ferias que, con el mar de fondo, goza de una ubicación privilegiada, lo que le permite sumar un atractivo más a este acto.

Antes de la fira Nocturna los más pequeños tuvieron su momento con la diversión del Circ Bover.

Con esta muestra las fiestas populares de s'Illot vivieron sus últimos días. Mañana se acaban con el tradicional concurso de paellas silloteres, la VII trobada de gegants y el espectáculo de fuegos artificiales a partir de las 23.30 horas. Uno de los reclamos más destacados de estas fiestas.