El acceso al aparcamiento de Alcanada se cierra y se desvían los coches a las calles de la urbanización. | Lola Olmo

TW
33

El Ajuntament d'Alcúdia ha decidido regular el acceso al aparcamiento de Alcanada ante el colapso ocurrido durante el mes de julio por la gran afluencia de coches que se dirigen a la concurrida playa de este núcleo, cuya población ya se incrementa de por sí los meses de verano. La regulación se viene realizando a lo largo del mes de agosto durante los fines de semana, cuando alrededor de las once de la mañana ya se han llenado el centenar de plazas disponibles en la zona de aparcamiento y se cierra el acceso a los vehículos con una valla y con la presencia de vigilantes.

«Hemos tomado esta medida los fines de semana de agosto antes de que ocurriera como en julio, que se creaban atascos de coches entrando y saliendo cuando ya está todo lleno y aparcando en cualquier lugar», explica la alcaldesa de Alcúdia, Fina Linares. Entre los problemas que acarreaba el exceso de coches estacionados en todo el vial están las dificultades para que el bus de línea que une el Port d'Alcúdia con Alcanada pudiera maniobrar, o incluso los vehículos sanitarios en caso de que se produjera alguna emergencia.

Noticias relacionadas

Una vez que se cierra el acceso al aparcamiento, los vehículos tienen que desviarse por las calles de la urbanización y buscar un lugar para aparcar. La costa de Alcanada es muy popular para los residentes porque es una playa natural sin servicios turísticos y además, cuenta con pinos que permiten pasar el día haciendo picnic a la sombra. Además, atrae a numerosos vehículos de tipo camper o adaptados para pernoctar en su interior, puesto que está prohibido acampar en el pinar o la playa.

El aparcamiento de Alcanada es uno de los lugares favoritos para amantes del mar que pasan el fin de semana pernoctando en autocaravanas, furgonetas tipo camper o adaptadas. Este tipo de vehículos se han ido desplazando hacia la zona después de que se colocaran piedras para evitar que ocuparan un mirador sobre las playas de Sant Joan, cerca de la urbanización de Manresa, o que el puerto deportivo de Bonaire cerrara con barreras su aparcamiento, donde abundaban.