El juicio se prolongará durante toda la próxima semana. | Jaume Morey

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La que era la interventora del Ajuntament de Felanitx cuando se adjudicó el concurso de las playas desgranó ayer en la Audiencia una serie de posibles irregularidades en el contrato, por el que se sientan en el banquillo el entonces alcalde, Gabriel Tauler, el concejal de Playas, José Ramón Vidal y el secretario municipal. En su interrogatorio, como testigo de la Fiscalía, explicó que el propio pliego de condiciones que se aprobó favorecía de forma clara a la empresa que resultó adjudicataria.
Según esta funcionaria, la inclusión de determinados criterios de valoración de las ofertas en los pliegos, predeterminaba en buena medida el resultado. Entre ellas la necesidad de tener ciertos certificados o el objeto social de la empresa.

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Otro de los aspectos que abordó la testigo fue el incidente que surgió con los plazos para presentar las ofertas. Ese tiempo fue ampliado unos días por un problema con la publicación de las bases. El secretario municipal justificó que su decisión de añadir dos días no supuso una irregularidad. La interventora considera que, según si criterio se debió de reiniciar el procedimiento de forma completa.
Ante ese desacuerdo, el fiscal del caso, Juan Carrau, interrogó a la entonces interventora por la posición que tenían ambos funcionarios. Esta respondió que el secretario fue promocionado y que recibió un ascenso al que ella también hubiera aspirado. «¿Fue una represalia?», inquirió el fiscal. «Bueno, eso ya tiene que ver más con los sentimientos», dijo la testigo. La entonces interventora sí declaró que no puso objeciones a la tramitación por urgencia del contrato ante el inicio de la temporada y la inclusión en él de los servicios de socorrismo.

Puso más peros al recurso a un asesor externo, que también está acusado en el juicio, para redactar los pliegos. Argumentó que el Ajuntament contaba con técnicos capaces de llevar a cabo esa tarea y que la diferencia entre lo que se elaboró tampoco era tan notoria. También denunció una cierta falta de control posterior sobre el desarrollo del contrato: «Ante un pliego tan complejo, lo lógico es una supervisión de las mejoras. Era un contrato importante para el Ajuntament y se tenía que cumplir».

Las sesiones durarán hasta la próxima semana al menos. Para la de hoy está prevista la comparecencia de otros cinco testigos.