En esta ocasión hemos tenido la oportunidad de probarlo con el motor diésel (180d), que también nos ha sorprendido en positivo ya que esperábamos un propulsor más “apagado” de lo que nos hemos encontrado, lo cual nos ha gustado.
Recordamos que el Mercedes Clase A inicialmente se trataba de un vehículo monovolumen del segmento B. De hecho, las dos primeras versiones de este modelo (1997 y 2011) siguieron esa línea.
Fue en el año 2012 cuando la marca alemana presentó su nuevo Clase A, que poco o nada tenía que ver con la primera versión del modelo. Pasó de ser un monovolumen del segmento B a ser un compacto con línea deportiva del segmento C.
Si había que poner un defecto a la renovada versión era el de la habitabilidad de las plazas traseras, que no era de las mejores de su segmento y no se ha visto mejorada demasiado en esta nueva versión 2018.
Estéticamente se ha realzado la estética deportiva que ya tenía con una parte delantera mucho más afilada y con unos faros que recuerdan un poco a los del deportivo Scirocco, pero más modernos.
La parte posterior adopta unos faros mucho más finos y atractivos, que incluyen iluminación led, a los que ayuda el mini difusor de la parte inferior del parachoques y los embellecedores de los tubos de escape posteriores.
La unidad que hemos probado es el 180d, y monta un propulsor diésel de 1.461 cc de cuatro cilindros que desarrolla una potencia máxima de 116 CV, a la vez que dispone de un cambio automático de siete velocidades.
Podría parecer a priori que tiene que ser un vehículo más bien tranquilo al tener una potencia baja, pero tiene un rendimiento cuanto menos sorprendente. Sólo subirse a él y ponerlo en marcha, uno se da cuenta que se trata de un vehículo con un motor bastante inquieto, incluso conduciéndolo en modo ECO, donde también tiende a bajar de marcha para revolucionarse. En modo Sport el motor tiende a revolucionarse mucho más al reducir de marcha con mucha facilidad.
Es de estos propulsores que te sorprende cuando sabes que tiene 116 CV y esperas poco de él. Con todo ello se consigue unas prestaciones muy buenas, más que suficientes para llevarlo a un ritmo alto en cualquier carretera. A la hora de impulsarlo en primera sorprende su “punch” inicial.
Así, la velocidad máxima de este modelo con este motor es de 202 Km/h y acelera de 0 a 100 Km/h 10´5 segundos. Son cifras muy interesantes, que se obtienen gracias a una excelente cifra de par (260 Nm). Y no es un vehículo ruidoso tratándose de un motor diésel.
El consumo también sorprende en positivo, ya que los 4,2 litros que anuncia la marca de media a los 100 Km, nosotros sólo los hemos subido hasta los 5,5, una cifra bastante buena para una variante diésel de 115 CV con estas prestaciones.
El comportamiento en carretera también es óptimo en cualquier circunstancia, ya que entra en las curvas de manera clara sin que tienda a subvirar ni a sobrevirar. No se trata de un vehículo incómodo para los ocupantes sino que lo podemos catalogar de muy bien estudiado.
Dentro también ha recibido cambios importantes, sobre todo en cuanto a tecnología, que ahora incorpora, sin duda, la mejor de su segmento, guste más o menos.
El interior viene presidido por una doble pantalla (la del marcador) y la de la consola central, esta segunda táctil, que se pueden personalizar de forma totalmente al gusto del conductor. Al que le gustan las agujas este no es su coche porque carece de ellas, pero se trata de un vehículo totalmente tecnológico.
El software para poder “hablar” con Mercedes realmente está muy bien conseguido y permite manejar muchos “gadgets” de este nuevo Clase A con bastante facilidad ya que son muy intuitivos.
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