TW
0
EFE - AMMÀN Haciendo votos para que su peregrinación a los lugares ligados a la historia de la Salvación y de la vida, pasión y muerte de Jesús «refuerce el diálogo fecundo entre cristianos y musulmanes», un «emocionado» Papa, según el mismo confesó, hizo un fuerte llamamiento a la paz y a la reconciliación en Oriente Medio nada más poner pie en Ammán. Ante el rey Abdalá II y la bella reina Rania, Juan Pablo II dijo que en esta región del mundo «existen graves y urgentes problemas que afectan a la justicia, los derechos de los pueblos y de las naciones que deben resolverse por el bien de todos los implicados y como condición para una paz duradera».

El Obispo de Roma, que fue acogido calurosamente por los jordanos, país de inmensa mayoría musulmana donde los católicos sólo son el 1'1 por ciento de la población, reiteró el compromiso de la Iglesia Católica con el respeto de la dignidad de la persona y subrayó que cuando, como en Jordania, se garantiza la libertad religiosa, «todos los ciudadanos se sienten iguales y contribuyen a la edificación de su sociedad».

El rey Abdalá II saludó al Papa como «hombre de paz y mensajero de la reconciliación» y en un poético y respetuoso discurso dijo que Juan Pablo II trae esperanzas para pueblos que sólo han conocido la miseria en el pasado.

«Trae esperanza a los palestinos que anhelan justicia y estabilidad, a los israelíes que esperan seguridad y ser reconocidos. Esperanza de un futuro mejor para los libaneses y esperanza a los sirios de que un capítulo triste como ha sido la guerra ya ha sido superado», dijo.