Los cerca de 900 refugiados kurdos, llegados clandestinamente el
sábado a Francia tras encallar el carguero en el que viajaban en
una playa de la Costa Azul, pasaron su primera noche en este país
en el campamento militar de Frejus, donde recobran las fuerzas
después de una semana de navegación en condiciones infrahumanas.
Mientras tanto, la Policía continúa trabajando para localizar a la
tripulación que encalló voluntariamente el cargero.
«Comienzan a recuperar fuerzas» explicó Eric Painsec,
responsable nacional de las operaciones de emergencia de la Cruz
Roja a los periodistas reunidos ante las rejas de la entrada del 21
Regimiento de infantería de Marina.
«Muchos no se dan cuenta todavía de dónde se encuentran, pero
empiezan a hacerlo. Se recuperan, descansan y comen porque están
muy cansados», precisó Painsec. «Les hemos proporcionado artículos
de higiene personal y les hemos dejado tranquilos para que
descansen», agregó.
«La mayoría durmió bien. Fue una noche muy tranquila», afirmó el
coordinador regional de la ayuda de urgencia y de las operaciones
de socorro de la Cruz Roja, Claude Martin. Desde las nueve de la
mañana fueron sometidos a revisiones médicas para «evaluar su
estado de salud» y, seguidamente, los refugiados comenzaron a ser
atendidos por personal de la Policía de fronteras.
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