Un fragmento de espuma se desprendió 80 segundos después del lanzamiento.

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El memorándum fue elaborado por uno de los ingenieros de la NASA. El transbordador Columbia se desintegró el sábado pasado durante su entrada en la atmósfera y murieron los siete astronautas que habían completado una misión de dieciséis días en el espacio. La NASA anunció ayer que ha extendido el ámbito de búsqueda de los restos del transbordador espacial Columbia, mientras centra su investigación en el impacto de un trozo de aislante durante el lanzamiento como posible origen del desastre.

La hipótesis que se maneja como más probable es que el aislante desprendiera un número suficiente de las losas que forman la capa termoaislante de la panza del Columbia como para dañar fatalmente el escudo protector de la nave. Esta idea «es el principal candidato en estos momentos», declaró hoy Bill Readdy, astronauta y director adjunto del programa de vuelos tripulados de la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA) de Estados Unidos.

Los transbordadores espaciales tienen unas 20.000 losas, que se calientan a temperaturas de hasta más de 1.600 grados centígrados durante la delicada fase de reentrada en la atmósfera y evitan que la nave se desintegre por el calor. Eso fue, aparentemente, lo que ocurrió con el Columbia. Otra posibilidad es que el fragmento causara daños en la compuerta de la rueda izquierda del tren de aterrizaje.

El fragmento de espuma aislante -de 76 por 18 centímetros- se desprendió del depósito principal de combustible unos 80 segundos después del lanzamiento del pasado 16 de enero. El incidente fue registrado por las cámaras especiales que graban desde tierra cada despegue de los transbordadores. El aislante golpeó el ala izquierda de la nave y durante el vuelo los técnicos de tierra no consideraron que fuera un problema.