Este avance, logrado en Cleveland, Estados Unidos, depende de un dispositivo que sortea la lesión de la columna vertebral utilizando hilos, electrodos y programas informáticos para reconectar el cerebro del paciente con los músculos de su brazo paralizado.
El paciente, de 56 años, Bill Kochevar, tetrapléjico, con una lesión a la altura de la cuarta vértebra cervical, tiene dos dispositivos sobre la cabeza y 192 microelectrodos implantados quirúrgicamente en el cerebro, que registran las señales que su materia gris envía cuando quiere mover el brazo o la mano.
Con este dispositivo experimental, sus músculos reciben instrucciones mediante 36 electrodos implantados en su brazo y antebrazo.
Kochevar, al que se le colocaron los implantes intracerebrales a finales de 2014, dispone asimismo de un brazo móvil de apoyo, también controlado por su cerebro, que le ayuda a luchar contra la gravedad que le impediría levantar la extremidad para que su mano pueda tomar el tenedor o la taza.
Como en otras experiencias de este tipo, el paciente tiene que mirar su brazo para conocer su posición. Con la parálisis, no tiene la capacidad de saber, sin pensarlo, dónde se encuentran sus miembros.
Es la primera vez que se registra una persona que ejecuta movimientos funcionales, multiarticulaciones (mano, codo, hombro) con un miembro paralizado, gracias a una neuroprótesis motriz, señala Steve Perlmutter (Universidad de Washington) en un texto publicado con el artículo en 'The Lancet'.
«No obstante, este tratamiento no está listo para ser utilizado fuera del laboratorio», prosigue el especialista.
Los movimientos son sin embargo lentos y aproximativos, escribe, señalando los múltiples obstáculos que quedan en materia de neuroprótesis, como la miniaturización de dispositivos, que deberán ser los suficientemente abordables y sólidos para poder ser accesibles al máximo número de pacientes.
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