Pescado expuesto en un mercado. | Susanne Pälmer (Pixabay)

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Un estudio de la Chalmers University of Technology (Suecia) ha arrojado más luz sobre el vínculo entre el consumo de pescado y una mejor salud neurológica a largo plazo.

Los investigadores han demostrado que la parvalbúmina, una proteína que se encuentra en grandes cantidades en diferentes especies de peces, ayuda a prevenir la formación de ciertas estructuras proteicas estrechamente asociadas con la enfermedad de Parkinson.

El pescado se ha considerado durante mucho tiempo como un alimento saludable, vinculado a la mejora de la salud cognitiva a largo plazo, pero las razones detrás de esta afirmación han sido poco contundentes. Los ácidos grasos omega 3 y 6, que se encuentran comúnmente en los peces, a menudo se presentan como responsables de este beneficio.

Ahora, esta investigación de la universidad sueca ha demostrado que la proteína parvalbúmina, que es muy común en muchas especies de peces, puede estar contribuyendo a este efecto.

Proteína de parvalbúmina

Una de las características de la enfermedad de Parkinson es la formación de amiloide de una proteína humana particular, llamada alfa-sinucleína, que incluso a veces se conoce como la «proteína del Parkinson».

Lo que los investigadores han descubierto ahora es que la parvalbúmina puede formar estructuras amiloides que se unen con la proteína alfa-sinucleína. La parvalbúmina efectivamente 'acaba' con las proteínas alfa-sinucleína, utilizándolas para sus propios fines, lo que les impide formar sus propios amiloides potencialmente dañinos más adelante.

«La parvalbúmina recolecta la 'proteína del Parkinson' y en realidad evita que se agregue, simplemente al agregarse primero», explica Pernilla Wittung-Stafshede, profesora y directora de la división de Biología Química en Chalmers, y autora principal del estudio.

Con la proteína de parvalbúmina tan abundante en ciertas especies de peces, aumentar la cantidad de pescado en nuestra dieta podría ser una forma sencilla de luchar contra la enfermedad de Parkinson. El arenque, el bacalao, la carpa y la gallineta nórdica, incluidos el salmón rojo y el pargo colorado, tienen niveles particularmente altos de parvalbúmina, pero también es común en muchas otras especies de peces.

Los niveles de parvalbúmina también pueden variar mucho a lo largo del año. «El pescado normalmente es mucho más nutritivo al final del verano, debido a la mayor actividad metabólica. Los niveles de parvalbúmina son mucho más altos en los peces después de haber tenido mucho sol, por lo que podría valer la pena aumentar el consumo durante el otoño», dice Nathalie Scheers, profesora asistente en el Departamento de Biología e Ingeniería Biológica e investigadora del estudio.

Nuevas investigaciones sobre Alzheimer, ELA, o Huntingron

Otras enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, ELA y la enfermedad de Huntington, también son causadas por ciertas estructuras amiloides que interfieren en el cerebro. Por lo tanto, el equipo está interesado en investigar este tema más a fondo, para ver si el descubrimiento relacionado con la enfermedad de Parkinson podría tener implicaciones para otros trastornos neurodegenerativos.

Pernilla Wittung-Stafshede subraya la importancia de encontrar formas de combatir estas afecciones neurológicas en el futuro: «Estas enfermedades vienen con la edad, y las personas viven cada vez más. Habrá una explosión de estas enfermedades en el futuro, y la parte más aterradora es que actualmente no tenemos curas. Por lo tanto, debemos seguir todo lo que parezca prometedor».

De hecho, Scheers junto con la profesora Ingrid Undeland realizarán un estudio de seguimiento que analice la parvalbúmina desde otro ángulo a partir de otoño de este año. En concreto, investigarán la parvalbúmina del arenque y su transporte en los tejidos humanos.

«Será muy interesante estudiar cómo la parvalbúmina se distribuye en los tejidos humanos con mayor profundidad. Podría haber resultados realmente emocionantes», ha comentado Scheers.