Sergio Galdón Garau, de la ganadería mallorquina El Onsareño, en su finca del Pla de Sant Jordi. | Héctor Grimaldos

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La única ganadería mallorquina de reses bravas que ha lidiado festejos fuera de la Isla es la que hoy os nos ocupa, la de El Onsareño, propiedad de los ganaderos Ángel y Sergio Galdón, situada en el término municipal de Palma. Sergio, que ahora lleva el peso más importante de la ganadería, nació en Palma en 1992 y toda su vida ha estado en contacto con los toros. A pesar de las vicisitudes habidas que afectan a la fiesta de los toros en la Isla, Sergio señaló que «mantengo la ganadería por tradición familiar, porque me gusta y porque tanto mi padre como yo somos unos ganaderos románticos».

En la explotación del Pla de Sant Jordi se encuentra «el conjunto de animales formado por 70 vacas reproductoras, dos sementales y cada año sacamos unos 30 o 35 animales de recrío. Un total de 140 animales en toda la explotación». Al no haber funciones taurinas en Mallorca y tener tantos animales, Sergio responde que, «al igual que el año pasado, que lidiamos dos novilladas y un festival en la Península en la zona de Salamanca y Valladolid, este año hay previstos tres festejos más. A pesar de que en aquella zona hay muchas ganaderías, se contrata la nuestra de Mallorca.

Primero, por la curiosidad que despierta que haya una ganadería en una isla, y luego, que las reses dan buen juego, con buenos resultados toreros y ganaderos. Cabe tener en cuenta que el año pasado, en los tres festejos realizados, se cortaron un total de 14 orejas». Otro apartado a tener en cuenta es el transporte y, por ello, Galdón señaló que «los costes van a cuenta del empresario, aunque para incentivar la actividad ganadera acordamos dividir gastos. Esta temporada embarcaremos 16 novillos, 13 erales y tres utreros. Partirán en abril a Ledesma (Salamanca) a la ganadería de Ignacio López Chaves, hasta que tengan que lidiarse».

El pasado sábado hubo mucho trabajo en El Onsareño para las labores de herrar, poniéndoles el guarismo o año ganadero, hierro de la ganadería y hierro de la Asociación de Reses de Lidia de Salamanca, a la que pertenece. Por este motivo, se desplazó a la Isla un veterinario para certificar y controlar las labores, «lo que nos da una gran tranquilidad».