Sebastián Pons, en su casa-estudio en s’Alquería Blanca. | Eugenia Planas

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La nueva colección de Sebastián Pons, de la firma Muchache, es la segunda parte de Aimar Quiscu (’querer a alguien’, dos palabras mallorquinas en desuso). Una evolución de la que el diseñador mallorquín presentó en agosto pasado eligiendo como escenario unas viñas. Pons vuelve a poner en valor la tradición mallorquina, pero esta vez se inspira en el ajuar ancestral de las novias, llamado en Balears nuviances, formado por una serie de elementos pasados de generación en generación, símbolo de orgullo para las familias por el magnífico trabajo que conllevaba su elaboración. Sábanas bordadas, colchas, ropa interior, camisones, manteles, telas de uso diario que enriquecían el ajuar personal.

Para presentar esta colección, Sebastián Pons abre este fin de semana por primera vez al público su taller-showroom en s’Alquería Blanca (Santanyí), un lugar donde surgen las ideas y los diseños y que, además, es su hogar. En la colección utiliza tejidos en blanco, negro, beige, gris y azules, y otros con un amplio abanico en rayas. La gran mayoría son algodones antiguos. La firma sigue reinterpretando la camisa mallorquina, e incluye también pantalones, shorts, monos, galabeas egipcias, ropa de punto, y su prenda incónica, la túnica.

Como señaló el diseñador al presentar Aimar Quiscu el verano pasado, es un trabajo fruto de sus reflexiones, «es una colección donde pongo sobre la mesa todos los valores en los que he ido trabajando como persona en estos últimos años. el futuro nos hace mirar al pasado para ver dónde nos hemos equivocado, qué hemos dejado por el camino y qué podemos recuperar. Nuestros antepasados nos dejaron un legado impresionante, una manera de vivir y hacer las cosas que pervive hasta hoy, tenemos que reforzar esos valores, hacer las cosas bien hechas, con ética, apoyando a tu prójimo y a la comunidad».