La vida de Eugenio Sarra cambió para mal en poco tiempo, pues no hace mucho que trabajaba en la conserjería de un hotel de la Platja de Palma, mientras que ahora lo hace, como voluntario, en el comedor social de Tardor. Y lo hace haciendo buena la frase, tantas veces pronunciada por Jaume Santandreu: «No permitas que digan que no te ganas la comida». Y es que, desde el primer día que llegó a buscarla, le dijo a Carolina Senders, responsable de los voluntarios, entre otros menesteres, que «a cambio, me quedo de voluntario con vosotros para hacer la comida, distribuirla en tappers, o lo que sea, pues es justo que si vosotros me dais de comer, yo corresponda con mi voluntariado. Aparte –apostilló– estando sin trabajo, qué mejor que ser voluntario en una buena causa».
Políglota, pero...
Como decimos, Eugenio, que nos dice que nació en Barcelona, «pero fui bautizado en Palma», cuenta que estuvo trabajando en seguridad en un establecimiento de la Platja de Palma, «pero al cabo de un tiempo me cansé de estar peleando casi a diario con turistas, algunos pasados de alcohol, y como hablo inglés, francés, italiano, alemán y español, me fui a Fuerteventura, donde trabajé durante cinco años en la recepción de un hotel, aprendiendo, de paso, el oficio. Luego regresé a Mallorca, encontrando trabajo como fijo discontinuo en un hotel de s'Arenal, que cerró en agosto del año pasado, quedándome en la calle con una paga no contributiva de 451 euros, que ya se ha terminado, por lo que tuve que dejar la casa donde vivía con mi pareja por no poder pagar el alquiler. Porque, o comíamos y vivíamos, o pagábamos el alquiler, porque hacer frente a las dos cosas, alquiler y vivir, con los ingresos que teníamos, era imposible. Pese, ya digo, a la aportación de mi pareja. Ahora vivimos en una habitación alquilada gracias a los 240 euros que recibimos del Ajuntament de Palma Ciutat Antiga, que nos ha gestionado la trabajadora social y... Pues que con eso, y con lo que buenamente nos podemos sacar por ahí, vivimos. Por eso tengo que encontrar un trabajo como sea. Un trabajo honrado… Pero me encuentro con otro hándicap: que voy a cumplir los 50, y a esa edad nadie nos contrata. Prefieren más la apariencia del trabajador ante el público, y de cuya formación se encargarán ellos, que la experiencia que pueda tener una persona como yo, además de hablar idiomas…».
Eugenio piensa que el futuro más inmediato pinta mal. «Por una parte, desde Tardor me estoy dando cuenta de que cada día que pasa, más gente viene a buscar comida. Gente de aquí y gente inmigrante, ya bien sin trabajo, ya bien con salarios tan bajos que no les alcanza para pagar la luz, el agua, el alquiler y vivir, y más cuando casi todo ha subido. Por otra parte, miras hacia adelante y ves que, tal y como están las cosas, el turismo, si es que viene, no lo hará hasta marzo. Y a ver cómo viene… Por lo tanto, ¿qué hacemos durante estos tres meses? Porque yo estoy buscando cada día un empleo, llamando a todas las puertas que sean necesarias, pero no me lo dan. O bien porque no lo hay, o bien porque la persona que buscan ha de tener menos años que yo».
Los políticos, que pregunten
Entonces, puesta la situación así, le preguntamos qué se puede hacer. «Pues algo se tendrá que hacer, ¿no? Y tendría que ser el Gobierno quien lo hiciera. Quienes lo forman, me refiero… Ellos tienen la fuerza, son los que lo pueden hacer viendo la situación que vivimos… Además, pagan 50 céntimos por un café en los parlamentos y cobran varios miles de euros al mes, mientras que muchos ciudadanos se han quedado sin nada, sin apenas para poder pagar la cama donde duermen. Eso sí, ellos prometen, y prometen, pero no pasa nada. Todo sigue igual. Dicen que ha aumentado el empleo… Pues bien, que me digan dónde dan trabajo, porque lo busco a diario y no lo encuentro...».
Eugenio está convencido, igual que mucha gente, que gran parte de lo que está pasando es porque los políticos desconocen, más allá de sus despachos, lo que está sucediendo, por eso, «para que se hicieran al menos a la idea –propone–, yo les invitaría a que se dieran una vuelta por los comedores sociales que hay en Palma, y que vieran las colas de gente que se forman para comer. Sí, que vengan y lo vean, que hablen con la gente que está en ellas. Que les pregunten…».
Por ello, os dejo su teléfono (634459456). Porque una persona que habla bastantes idiomas, que es educado y correcto en el trato, y con experiencia en la recepción del hotel, en una comunidad turística como la nuestra, siempre es necesario.
Paseo por Mallorca
Manu Blanco ya se ha reincorporado al trabajo con el alta médica en el bolsillo. Porque no sé si sabéis que el pasado día de San Fermín tuvo un accidente del que salió mal parado, sobre todo en una de sus piernas, lo cual, entre cura y rehabilitación, ha hecho que estuviera meses en el dique seco, pero, a nada que pudo, siguió en contacto con sus oyentes de Radio Murta, aunque solo fuera durante unas horas al día. Pero, como decimos, ya está al pie del cañón. De lo cual nos alegramos.
Por cierto, su regreso al trabajo coincide con la salida en redes y plataformas de Paseo por Mallorca, el segundo tema que graba con el cantante Leo Rubio, «él canta y yo hago el rap» –nos dice–, en el que, como en el anterior, Ven a Mallorca, se promociona la Isla, que buena falta le hace, y más en los tiempos que corren.
Pues nada, Manu, ¡bienvenido al trabajo!, mucha suerte con Paseo por Mallorca y ¡cuidadín! con los tropiezos.
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