Familia. Noa (11 años), Maripaz, Osi (16 años) y Sonia, son los integrantes de una familia muy especial. Son vecinos de una zona de Marratxí y hace 15 años las dos mujeres decidieron viajar a Madrid para convertirse en la primera pareja lesbiana en adoptar a un niño de Balears. | Julio Bastida

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Se llama Osi Cerdà Freire, mide 2,14 de altura, tiene 16 años de edad, pesa más de 125 kilos y se ha convertido en uno de los adolescentes más altos de toda España. Nuestro protagonista reside en Marratxí y cursa estudios en un módulo de carpintería en el instituto Politécnico de Palma. A pesar de la imponente apariencia física, tras ese descomunal cuerpo se esconde un chico sencillo, humilde y con un gran corazón. Osi fue acogido en Madrid cuando tan solo tenía diez meses por Maripaz y Sonia, dos mujeres valientes y uno de los primeros matrimonios del mismo sexo que acogió a un niño en nuestra comunidad y en el país.

«Ahora, con el paso de los años, lo vemos todo con otra perspectiva, pero hace quince años, todo era diferente. Mi familia siempre ha sido muy tradicional, católica cristiana. ¿Os imagináis cómo fue el día que decidí iniciar una nueva vida con una mujer y adoptar un niño y, además, negro? No fue fácil, pero ha sido lo mejor que hemos hecho en nuestras vidas», comenta Maripaz. Nos citamos en una urbanización de Marratxí. Llegan caminando los cuatro integrantes de la familia: Osi, Noa, Maripaz y Sonia. La complicidad entre el núcleo familiar es máxima, pero la altura del adolescente no pasa desapercibida a nadie.

«La vida de un chico con 2.14 metros de altura no es fácil. Es cierto que le hemos enseñado desde pequeño que no debe hacer un mal uso de su fuerza ni de sus capacidades físicas. Estamos muy orgullosas de él porque es muy buen chico», comenta Sonia. Cuando las madres de Osi, a los tres años, llevaron al niño a un pediatra privado, el profesional se quedó muy sorprendido. Ya les anunció que sería muy alto, pero nunca pensaron que con doce años ya mediría 1,84 o que al cumplir los catorce años llegaría a medir 1,96 y a pesar más de 110 kilos.

«Yo soy la presidenta del Son Sardina de fútbol y Osi comenzó jugando con nosotros. Pero al cumplir los 14 años y medir más de un metro noventa la práctica del fútbol era muy complicada. Dolores de rodilla, espalda etc... y lo abandonó. Luego probó el básquet, pero no le acabó de gustar. De momento, hace deporte en casa y ya nos está pidiendo que le compremos pesas. De hecho, no descarta apuntarse al gimnasio en breve. El deporte es bueno y es salud», señala Maripaz. Los pies de Osi miden 52,5 centímetros de largo, toda la ropa y el calzado debe hacerse a medida por lo que llenar su armario resulta muy caro. «Se ha convertido en un especialista en buscar ropa y zapatos por internet. Un día nos despistamos y ya tenía 1.000 euros en el carrito de compra de Zalando», comenta Sonia, entre risas y miradas de complicidad con Osi.

El adolescente no deja de ser un niño grande como cualquier chico de su edad. «Tengo algunos problemas en la vida normal porque tengo que ir agachado por todo, utilizo dos pupitres y no hay camas de mi tamaño, pero en el instituto se portan muy bien conmigo, tanto los profesores, la dirección como los alumnos y hago la vida lo más normal posible. Eso sí, en las prácticas de taller ellos están de pie y yo tengo que hacerlas sentado».