Tras la pandemia, El Arka de Tía Vivi, con más perros que nunca l Solidart, objetivo más que cumplido
Viviana sostiene en sus brazos a ‘Pitu’, «a la que durante muchos años hemos brindado nuestro amor en agradecimiento de su compañía. Dentro de poco se irá, pero no la olvidaremos». | Click
Viviana Bellini Rivas es una uruguaya que vive en Mallorca desde hace muchos años dedicada al cuidado de perros abandonados, o de los que sus dueños, por diversas circunstancias, no pueden mantener. Y esa función la lleva a cabo en una finca de Son Ferriol, conocida como El Arka de Tía Vivi.
Estamos a tope
Con Viviana coincidimos hace unos días, en Palma, más exactamente en Tardor, comedor con el que colabora desde los tiempos en que estaba en Eusebi Estada. «¿Que cómo está El Arka…? ¡A tope! Y desde la pandemia en adelante, más a tope que nunca. Lo cual es comprensible, ya que la pandemia se ha saldado con pérdidas de trabajo, y estos, a su vez, en desahucios. Y muchas personas que han tenido que dejar sus casas, quedándose en la calle, lo han hecho con su perro, al que nos han dejado en adopción hasta que resuelvan su situación, sucediendo, a veces, que ellos sí encuentran un piso de alquiler, pero un piso de una finca en la que los vecinos no quieren perros, una finca en la que la comunidad denuncia a quien tenga un perro, por lo que el can que nos han dejado nos lo tenemos que quedar más tiempo del previsto, o darlo en adopción, cosa que muchos de sus dueños no quieren. Es más, no solo no pueden recogerlo por lo apuntado antes, sino que se niegan a darlos en adopción, y algunos ni siquiera pueden aportar una pequeña cantidad de dinero para comida y gastos de veterinario. ¿Y qué hacemos nosotros ante esta situación…? ¿Echarlos de El Arka…? ¡Pues no! Nos quedamos con ellos, lo cual hace que cada vez tengamos más y, repito, no todos con permiso del dueño para darlos en adopción, que sería la mejor solución para todos, pero te dicen que no, que no los donan, ya que algún día su situación se normalizará y podrán venir a buscarlos».
Mientras tanto, todos los gastos que ocasionen estos perros, corren por cuenta de El Arka de Tía Vivi. «Es decir –prosigue Viviana–, que lo que antes era recogida, cuidados y darlos en adopción, ahora, como algunos dueños no nos permiten que los donemos, El Arka se ha convertido en poco menos que en una guardería, lo que significa más perros y más gastos para nosotros, pero ¡Qué le vamos a hacer!».
Trust
Y como en todas partes en que hay vida, hay historias, en El Arka de Tía Vivi hay de lo uno y de lo otro. Sí, son historias de perros y de personas que te llegan al corazón. Como, por ejemplo, la de ‘Trust', un perro que llegó de Francia con su familia, y que por falta de espacio en la casa en que vivían, terminó en El Arka. «Al principio, la familia colaboraba económicamente hasta que un día dejaron de venir. Tres años después de aquello, tiempo en que ‘Trust' ha estado con nosotros, otra familia lo ha adoptado, dándole otra oportunidad».
Pitu
Luego, Viviana se levanta y toma en sus brazos a ‘Pitu', quien, como agradeciéndole el gesto, acerca su cabeza a la cara de ella. «La vida de la bella ‘Pitu' –nos dice, sin separarse de ella– empieza a apagarse poquito a poco. Durante muchos años, le hemos brindado nuestro amor en agradecimiento por su compañía y fidelidad. Hoy, con 18 años, a punto está de coger el camino eterno y volar alto para reunirse con mis otros perrhijos, pues todos han sido como hijos míos. Sí –ahora le mira a los ojos–… Es duro perderlos, pero es ley de vida. Y mi niña –la acaricia de nuevo–, ya está preparada para partir. Ella hace años fue abandonada porque en el piso donde vivía ya no podían tenerla. Como les ha pasado a otros… Hoy, cuando se marche –la vuelve mirar con ternura–, le daré el adiós definitivo… Y a partir de ese momento –se emociona–, ‘Pitu' pasará a formar parte del escuadrón de ángeles que cuidan El Arka de Tía Vivi. Gracias por todo, amiga –la besa en la cabeza–. No te olvidaremos…».
¡Gracias!
El jueves día 5 de mayo, en el antiguo Parc de Bombers, ubicado en la calle Picapedrers (Polígono de Son Castelló), que es donde está ubicado el almacén de la Asociación Ayuda a Ucrania, que desde el pasado 24 de febrero está trabajando en favor de los damnificados de dicho país a causa de la guerra de Putin, de la mano de Solidart, representado por Max Cantrell y Patricia Chinchilla, se dio cerrojazo a la exposición-subasta que durante cuatro días, por iniciativa de Solidart, se llevó a cabo en las dependencias de la Fundació Sa Nostra, en la Sala Petita , en la que se alcanzó la cifra de algo más de 24.500 euros gracias a la venta de los cuadros, fotografías y esculturas donadas de forma altruista por los artistas. La cantidad conseguida con la exposición fue ingresada a diferentes ONG que ayudan a los desplazados de Ucrania. Exceptuando la cantidad de 3.137 euros que se dieron directamente a la Asociación Ayuda a Ucrania.
Generoso donativo
Pues bien, como decimos, en el antiguo Parc de Bombers la asociación recibió la visita de parte de los representantes de la Fundació La Caixa, a través de CaixaBank, entidades que han entregado este generoso donativo más un camión repleto de ayuda humanitaria, en el que no faltaba comida, ropa y medicamentos, a lo que sumaron unas pinturas para ser vendidas, cuyos beneficios obtenidos a través de ellas, se sumarán a la donación apuntada anteriormente. Al acto asistieron, en nombre de CaixaBank, Carles Verde Cavalle, director del área de Negocios de Store Mallorca; María Antonia Esteve Buades, directora de la oficina Store negocios de plaza Progreso; Diego Miguel Riera Navarro, responsable de Acción Social; y María Joan Gelabert Salom, también del departamento de Acción Social. También asistieron Iryna Zubko, presidenta de la Asociación de Ayuda a Ucrania, y Max Cantrell y Patricia Chinchilla, presidentes y coordinadores de Solidart.
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