La creadora de la colección de joyas, Olivia Morro. | Laura Becerra

TW
0

Todo empezó en 2016, cuando nació el hijo de Olivia Morro (Palma, 1989). Las  habilidades innatas para las manualidades y el deseo de conservar los detalles más efímeros llevaron a Olivia a una exhaustiva investigación para empezar a elaborar joyas fabricadas a base de leche materna, conservando así uno de los primeros vínculos entre madre e hijo.

Como si se tratara de la fórmula de la Coca Cola, Morro sostiene que el proceso para crear joyas realizadas con leche materna «es uno de mis mayores secretos y no puedo desvelarlo». Averiguar cómo preservar esos 15 ml de alimento en un colgante le llevó sin duda «mucho tiempo, mucha indagación y una continua cadena basada en prueba y error», hasta que por fin dio con la fórmula para que esos recuerdos se preservaran en el tiempo.

Investigar

«Cuando empecé a interesarme realmente por el tema y a preguntar, las respuestas siempre eran las mismas. Constantes evasivas a la hora de desvelar cómo conservar la leche. Así que no me quedó más remedio que ser autodidacta e ir probando hasta conseguirlo». Desde su casa, en una habitación totalmente hermética para asegurar el proceso de elaboración, Morro dedica parte de su tiempo a conservar algunos de los momentos más inolvidables. Pero como todos los inicios los suyos también fueron muy duros. «Cuando estaba en la fase de experimentación utilizaba blísters como moldes. No sabría decir las pruebas que llegué a hacer. Tenía que asegurarme de que cada una de las piezas creadas con leche materna perdurara en el tiempo y que esos escasos 15 mililitros no se pudrieran. Por eso el procedimiento para conservar la leche es un secreto». Pese al misterio, Morro comenta que se trata de una confección cien por cien artesanal en la que utiliza también resina.

Dependiendo de la complejidad, el trabajo requiere de una semana para las piezas a base de leche materna y entre dos y tres días para el resto. Unas piezas donde la artesana deposita «toda la delicadeza, cuidado y respeto del mundo».

Y no es para menos, ya que la joven trabaja con recuerdos y con historias muy significativas con una potente carga emocional. Colgantes, anillos, pendientes, charms o llaveros, entre otras piezas, creadas con una base de plata de ley u oro pero con un preciado material en su interior. Desde pelo de un recién nacido, pasando por el cordón umbilical o esa primera prenda con la que se arropa al bebé. Primeras veces encapsuladas en un pequeño objeto cargado de simbolismo y emoción.

Morro, que da a conocer su trabajo a través de una de las estrategias de marketing más eficaces, el boca a boca, y de su Instagram @misjoyasdeamor, explica que sus principales clientes «son las propias mamás que desean guardar ese recuerdo en formato joya. No solo del proceso de la lactancia, si no que muchas madres me solicitan una joya donde se incluya el pelito del bebé y el cordón umbilical». Amamantar es uno de los vínculos más fuertes entre una madre y su bebé, al que en algún momento se le pone fin. De ahí    que esas joyas se conviertan en piezas tan importantes para las madres. Representan ese proceso de lactancia que tiene fecha de caducidad.

Pese a que la gran demanda de Olivia Morro se focaliza en esa primera etapa maternal, también elabora piezas a base de reliquias textiles e incluso de las cenizas de un ser querido. «Otro de los pedidos que más hago son colgantes con las cenizas de aquellos que ya no están. Es una manera muy bonita de recordar a ese ser querido y sentir que siempre está contigo. De hecho hace unas semanas me solicitaron elaborar tres anillos idénticos de plata con los restos de las cenizas de una prenda que caracterizaba a esa persona fallecida».