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La otra mañana entró en nuestró whatsapp el siguiente mensaje:

De pronto me siento pequeño… Me doy cuenta de que estoy perdiendo poco a poco a toda mi familia, amigos, trabajo y que empieza la agonía…
Me doy cuenta que los sueños se desvanecen…
Que ese polvo consume mis sueños de éxito.
No me estoy volviendo adicto… O eso creo, sólo digo que me hace ver todo sin sentido.
No pienso en futuro, sino en presente.
Mis ojos están cansados, pero también me siento muy eufórico…
Esa música acompañándome en la soledad de mi habitación…
Siento mi estómago retorcido, como si tuviera hambre… La nariz me molesta hasta que la presiono con mis dedos…
Golpeo esa pequeña bolsita… Voy a por más sabor amargo…
Mi garganta tiene un sabor a medicina…
Espero no sangrar al día siguiente, como la última vez.
Tomo ansiolíticos para bajar mi estado de euforia, porque, si no, te levantas por la mañana y lo único que te importa es el polvo blanco…
Mi vida es un infierno de lucha conmigo mismo… Todo por no poder parar… Destrozando a las personas cercanas, ¡maldito polvo blanco!

Limpio desde hace 9 años

Lo envía Pepe Vidal, trabajador de una empresa municipal, y alcohólico y drogadicto, a quien, por este motivo, entrevistamos en un par de ocasiones. Alcohólico y drogadicto que no prueba, ni de lo uno ni de lo otro, desde hace nueve años. Rehabilitado, pero ojo avizor. Por eso nos manda ese mensaje, que también lo envía a otra gente. Y lo hace como ejercicio terapéutico, para recordar lo que fue, y así no volver a caer.

Así que llamamos a Pepe y… Pepe, en sus manos y brazos, lleva frases tatuadas referentes a su pasado. Frases como ‘Rendirse no es una opción', ‘Lo que no me destruye me hace más fuerte…' O bien, en el dorso de su mano izquierda, ‘El que se olvide de su pasado está condenado a repetirlo…' Y lleva esos tatuajes, y escribe lo que escribe, porque «siempre es bueno –dice– hacer un repaso a lo que fue mi vida cuando bebías sin parar y tomaba, o me pinchaba, también sin parar… Porque cuando llevas bastante tiempo rehabilitado, como yo –afirma–, tienes que ir recordando el pasado para no volver a aquel infierno… Porque la persona como yo, que se olvide de su pasado –insiste–, ¡pobre de él, porque está condenado a repetirlo!».

«Mica me enseñó»

Reconoce que hacer esto, que es lo mismo que recordar su pasado, lo ha aprendido de Mica, el de las Ovejas, que fue quien le redimió de lo mal que lo estaba pasando a causa de las drogas y el alcohol…

«Es parte de la terapia que nos aplica… Por eso escribo cómo era hace nueve años. Para no olvidarlo. Lo escribo y lo envío a la gente del trabajo, a mis amigos, a mi familia… Y se lo leo también a la gente que está limpio de alcohol y drogas, como yo. Y que conste que si hago eso no es porque esté obsesionado, sino muy concentrado para no volver a caer. Porque al mínimo despiste sé que puedo caer, lo que significaría perderlo todo. ¿Sabes...? He sobrevivido a tres recaídas, por lo que no quiero enfrentarme a una cuarta. Por eso os hago partícipes de mi lucha… Porque también tengo muy claro que antes de volver a la vida de antes prefiero morirme».

Y finaliza: «También hemos de aleccionar a los más jóvenes, a nuestros hijos y nietos, para que no caigan en esta mierda de la que es muy difícil salir… Algunos lo intentan, pero no llegan… En todo caso, llegan al cementerio, lo cual es una pena. No por morirte, sino por la forma de morirte».

Guitarrista y Dj

Álvaro Anaya presenta Amalgama, su nuevo proyecto audiovisual en el que fusiona sus dos pasiones: la guitarra flamenca y su faceta de Dj. Con una puesta en escena única, y en un enclave espectacular de Mallorca, Álvaro nos presenta una mezcla de imágenes, personas y cosas de diferente origen, o naturaleza. O lo que es lo mismo, una ‘amalgama', palabra con la que ha titulado este videoclip, que no es el primero.

En esta ocasión, Álvaro nos muestra su estilo más personal e íntimo, tocando la melodía más sensible que sale de su guitarra durante la celebración de una misa en una capilla, fusionándola con su vertiente de Dj orientado a la pista de baile, entre cientos de velas bajo la luz de la luna, mientras que una novia a la fuga busca desesperadamente de dónde procede la música en los entresijos de aquel pequeño santuario.

Para la creación de este proyecto, Álvaro se ha rodeado de un equipazo al completo de profesionales especializados en la realización de eventos exclusivos, tanto para Balears como a nivel nacional, en los que lo visual es fundamental. Por último, Álvaro nos cuenta que la posibilidad de tocar la guitarra flamenca y de pinchar en distintos locales, tanto de la Isla como de Barcelona, Madrid y Sevilla, le está llenando la agenda de fechas marcadas en rojo, dedicando lo que le queda de tiempo, que no es mucho, a crear contenidos para su Instagram, con más de 30.000 seguidores, y a dar cursos y clases online con el fin de acercar la guitarra flamenca a tod@s aquellos que quieran iniciarse en su aprendizaje.