Los primos Seguí y Morey Seguí, cuyas edades están comprendidas entre los 64 y 94 años, se reunieron para almorzar y para recordar los orígenes de su familia.

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El sábado día 1 de abril se reunieron los primos Seguí y Morey Seguí en el conocido celler Sa Premsa, ubicado donde nació y creció la mencionada familia, el barrio de sa plaça de toros vella, actualmente plaza Bisbe Berenguer de Palou, o de los Patines.

Este peus davall taula fue un encuentro de lo más entrañable entre primos, cuyas edades están comprendidas entre los 64 y los 94 años, a lo largo del cual intercambiaron recuerdos y vivencias compartidas entre las diferentes ramas familiares.

Todo empezó –nos cuenta Tolo Seguí–, cuando es pradí Toni decidió bajar a ciudad desde su Pollença natal. Y lo hizo descalzo para no estropear ses espardenyes, haciendo, entre otras, una parada en Binissalem… Y allí conoció a su mujer, la abuela Magdalena, con la que se casó, y una vez convertidos en marido y mujer fue cuando decidieron vivir en Palma.

El abuelo Toni trabajó unos años en Can Salí. En 1902, un gordo de la Lotería cayó en Palma, del que el abuelo Toni tenía décimos. Como casi todos los trabajadores de esa empresa. La empresa cerró. En 1903, el abuelo con el dinero de este premio fundó el primer taller de calderería situado en Juan Luis Estelrich. Con él trabajaban unos pocos hombres, y lo hacía, sobre todo, dando servicio a los ferrocarriles de la Isla. Así, de este modo, se inició la historia de las Caldererías Seguí.

Lo que da de sí un almuerzo, eh… Sí, buena comida, buena conversación y buenas expectativas para próximos encuentros. Que los habrá.

¡Muy bien!, pero...

Hace unas semanas comentamos que dos zonas de la parte de atrás de la urbanización sa Taulera, más o menos por donde están las pistas de pádel, alguien las había convertido en poco menos que en sendos basureros, vertiendo en ellas desde colchones a ruedas de neumáticos, pasando por bolsas de basura, muebles viejos, etc. ¡Una vergüenza!, vamos... Unos cuantos días después de haber hecho la denuncia, los basureros habían desaparecido. ‘Quien corresponda’ había ordenado su limpieza inmediata y… Pues que se lo llevaron todo… Bueno, todo, no. Porque se llevaron, sí, los basureros, pero dejaron la porquería que había en los arcenes próximos a ellos, por lo cual nos preguntamos, que ya que estaban allí, ¿por qué, de paso, tras haber echado un vistazo a su alrededor –porque los alrededores cantaban, eh… ¡Vaya que si cantaban…Y cantan!– no lo limpiaron todo…? ¿Por qué en muchas ocasiones las obras de limpieza, o de reparación de algo perteneciente al mobiliario urbano, se dejan a medias…? ¿Qué les hubiera costado…?

¿Quién debe podar...?

El uno por el otro la selva sigue creciendo. Nos referimos a la que hay en torno al edificio en que está la AVV de Son Rapinya.

Uno de los ciudadanos, de los de a pie de calle, que suelen informarnos sobre irregularidades que hay en las barriadas de Palma, nos envía una foto de dicho lugar, «que como no poden pronto las hierbas que crecen en él, estas van a cubrir por completo el edificio».

¿Qué pasa?, le preguntamos. «Pues que el uno por el otro, la casa sin barrer –nos dice–. He preguntado en Cort y me han dicho que no es de su incumbencia, que hable con la AVV. Hablo con la AVV y me dice que no son responsables de que esas hierbas estén cada vez más altas. Que esa zona pertenece al barrio de Son Rapinya, y que deben de ser sus vecinos, entre ellos sus comercios, quienes se hagan cargo…¡Excusas!, como verá. Mientras tanto, siguen creciendo. Cort pasa la pelota a la AVV, esta dice que es de todos y…¡Nada! Pero digo yo que alguien se tendrá que hacer cargo, ¿no? Alguien se tendrá que responsabilizar de que algún día las hierbas engullan todo el edificio… En fin…».

Nuestro ciudadano dice no entender nada. Pues nosotros tampoco. Pero alguien habrá que sea el responsable de que no se poden esas hierbas, ¿no?