Hiperactividad, ansiedad, agresividad, fobias y otros trastornos del comportamiento de nuestra mascota pueden corregirse. De su orientación y estudio se encarga el etólogo, una disciplina todavía joven aunque en rápida expansión que estudia el comportamientos de los animales que entran en cortocircuito. Tomàs Camps, etólogo clínico del centro Etovet, arroja algo de luz sobre esta práctica desconocida para muchos, que garantiza el bienestar y calidad de vida de nuestros amigos peludos.
¿Cuál es la función del etólogo?
–Un etólogo clínico diagnostica, trata y previene los problemas de conducta del animal.
¿Qué síntomas suele presentar un animal con problemas de comportamiento?
–La definición de un problema del comportamiento es cualquier problema que molesta a la gente, normalmente a la familia que convive con él, y los más comunes son en general la agresividad del perro, que a diferencia de lo que pueda pensarse, suelen ser más agresivos con su propia familia que con los desconocidos.
Imagino que tanto en este como en cualquier otro caso acertar con el diagnóstico es absolutamente primordial...
–Por supuesto, es fundamental. Este paso siempre lo tiene que dar un etólogo clínico y por tanto veterinario, porque hay mucha gente que no lo es y, por tanto, se está maldiagnosticando al animal. Ya que este puede ser agresivo porque tenga un tumor cerebral, y la expresión de ese tumor sea la modificación de su conducta. También podría tener un problema de hígado que se refleje en su conducta, por eso lo primero es hacer un diagnóstico para saber por qué el animal se muestra agresivo.
¿En qué consiste el tratamiento?
–Depende, porque no trataremos igual una agresividad hacia una familia que hacia un perro de la calle o de un perro que tenga un tumor. Pero cuando tenemos un problema de comportamiento puro, sin problemas médicos de trasfondo, aplicamos cuatro pilares: la modificación del entorno, es decir, cambiar cosas de la casa para que el animal esté más cómodo; modificamos la relación de la familia con el perro o el animal en general, porque también tratamos gatos, caballos y otros animales; la utilización de fármacos que nos ayuden a controlar ciertas patologías de la conducta, por ejemplo si tenemos un animal agresivo e impulsivo que muerde sin avisar previamente esto lo podemos controlar farmacológicamente. Y finalmente también podemos ayudar al animal a modificar su conducta a través del aprendizaje.
¿Suelen resolver todos los casos?
–Depende de lo que entiendas por resolver, porque un problema de alzheimer en un animal no se puede solucionar, en estos casos aumentamos su calidad de vida durante lo que le quede de vida. Para mí esto es solucionar el caso. Otro ejemplo es un animal que se pasa ocho horas ladrando y ahora solo lo hace quince minutos, en mi opinión eso también es solucionar el caso. Casi la práctica totalidad de tratamientos pueden mejorar la calidad de vida del animal y, sobre todo, el vínculo con su familia. Y este es un trabajo importante porque los problemas de conducta son el principal motivo de abandono y eutanasia.
¿Cuáles son los principales problemas de conducta en los gatos?
–Los más comunes son la eliminación inadecuada, es decir, que se orinan fuera del arenero, y también los problemas de agresividad, que en el caso de los gatos puede ser mucho más intensa que en los perros.
¿El tratamiento es exclusivamente a domicilio?
–Depende de la situación, la inmensa mayoría de veces sí. Pero hay muchas cosas que necesitamos descontextualizar, si el animal tiene fobia a una determinada cosa es más fácil inicialmente comenzar a hacer esa terapia en una zona diferente a su hábitat, y luego cuando mejore seguimos el tratamiento en su hogar. Para eso tenemos una zona exterior de 10.000 metros cuadrados, un espacio rural totalmente controlado.
¿Cuánto dura de media un tratamiento?
–Los hay que duran un día y otros pueden durar toda la vida. Pero lo más común son cuatro, cinco o seis meses.
¿Tiene mucho trabajo?
–Mucho. La estadística dice que el 80-90% de los propietarios de mascotas dicen que sus animales muestran un comportamiento que en mayor o menor medida les resulta molesto.
¿Cuál es el target de su clientela?
–Habitualmente gente de aquí pero también nos llaman muchísimos extranjeros residentes en la Isla. Y en cuanto a los animales, el porcentaje sería de un 85% perros, un 10% gatos, y un 5% caballos y mascotas exóticas.
He leído que sus propias mascotas, Sofía, Carlile y Kalúa, les ayudan en las sesiones…
–Son perros que no reaccionan ante otro animal agresivo, están muy bien educados y ayudan con su mera presencia a la hora de sensibilizar a otros animales, les sirven de espejo.
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