Este año, la joven Melonie Marsh fue la encargada de encarnar a Santa Lucía. | Pere Bergas

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En mitad de la oscuridad, solo iluminada por las siete velas engarzadas en su corona de ramas de arándanos, la joven Melonie Marsh avanzaba con gesto ceremonioso por el pasillo central de la Seu, ante la mirada de 1.400 personas. Y a sus espaldas, un séquito de damas de honor, ataviadas con una túnica blanca ceñida a la cintura por un fajín rojo, y de stjärngossar, los chicos estrella, tocados por un capirote estrellado. Juntos entonaban Sankta Lucia. En un ambiente de magia y misterio, la Catedral se trasladó anoche a las gélidas tierras del norte de Europa. Los alumnos del Colegio Sueco de Mallorca ofrecieron su tradicional recital navideño de Santa Lucía, una mártir cristiana nacida en la ciudad siciliana de Siracusa en el siglo III, patrona de los ciegos y figura clave en las iglesias escandinavas y la cultura popular nórdica, que celebran esta fiesta cada 13 de diciembre como el inicio de la temporada navideña. En el calendario juliano, utilizado en Suecia hasta el año 1753, Santa Lucía coincidía con el solsticio de invierno, la noche más larga del año.

«Vivimos este momento del año con mucha ilusión. En esta escuela a los niños les gusta cantar, y Santa Lucía es una fecha muy especial en Suecia: allí el otoño es duro y triste, frío y oscuro, y Santa Lucía representa la llegada de la luz, la ventana a una nueva época. Es una tradición muy bonita y aquí no tenemos nada igual», afirma la directora del recital desde 2011, Diana Hernández, también profesora de música del Colegio Sueco, donde celebran el concierto desde hace más de 25 años. Primero, se ofrecía en la plaza de Cort y, desde 2017, lo hacen en la Seu.

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Bajo un cielo encapotado, a las 18.15 horas el público comenzó a formar una larga cola a las puertas de la Catedral, que fue abierta a las 19.15 horas. Poco a poco, ocuparon hasta el último hueco de los bancos del templo. Bajo la batuta de Hernández y ateniéndose a las notas del pianista mallorquín Miquel Àngel Pericàs, los 140 alumnos del centro arrancaron con el recital a las 20 horas.

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«Estoy un poco nerviosa, pero es muy divertido y un gran honor convertirse en Santa Lucía. He estado practicando mucho el catalán para el discurso, antes de dormir y cuando me levanto por la mañana», expresó Melonie Marsh, encargada de encarnar a Santa Lucía. Las horas de ensayo se notaron, tal y como demostró un público entregado. A lo largo de una hora y divididos por grupos de edad –empezaron los medianos, se sumaron los pequeños y, a partir de la mitad del concierto, cantaron todos juntos–, los estudiantes interpretaron 18 villancicos en castellano, catalán, inglés y sueco. Los presentes disfrutaron de clásicos suecos como Så mörk är natten, Ljuset i Advent, Tänd ett ljus o Tärnans visa; de villancicos mallorquines, como Fum, fum fum, o castellanos, como Campana sobre campana, El tamborilero o Los peces en el río, así como de imprescindibles anglosajones, como Hallelujah, Jingle Bells Rock o God Rest Ye Merry, Gentlemen.