Tras el accidente, Jill fue atendida en la misma acera por una vecina. | Click

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El mallorquín Jaume Coves sigue pedaleando con destino a Myanmar, antigua Birmania, que está por carretera a más de 12.000 kilómetros de Mallorca, desde dónde partió el 9 de mayo de 2023. El pasado fin de semana estaba por la zona de Pakistán, más en concreto en Baluchistán, que es una de las entidades administrativas que tiene el estado. «Estamos a unos 300 kilómetros de la frontera pakistaní. Aquí la vida es muy tranquila y como este mundo está un tanto apartado del turístico, no están acostumbrados a ver a tantos extranjeros, por lo que el choque cultural es más grande que en anteriores lugares, pero dada la cordialidad y la hospitalidad de los residentes, no tenemos ningún problema. No hablan inglés pero desde hace unas semanas voy con tres catalanes que viajan a la India y ellos saben un poco de farsi, así que no tenemos problemas a la hora de comunicarnos en lo más esencial. En cuanto a la vida, aquí es muy barata… Sí, hay lugares donde alojarnos para pasar la noche, pero como somos cuatro, desde hace unas semanas dormimos en nuestras tiendas de campaña y algunas noches al raso», nos cuenta el aventurero.

Jaume, el primero por la izquierda, con los tres autoestopistas catalanes.

Largo recorrido

En cuanto a la bicicleta, asegura que la suya de marca alemana    está respondiendo a la perfección. «Lo único que se me ha roto un par de veces ha sido el cuentakilómetros, que he ido arreglando como he podido. Pero tengo muy claro que de los 12.000 y pico kilómetros que tengo que hacer, llevo ya hechos más de 9.000 por lo que me quedan unos 4.000», señala Coves.

Respecto a la Navidad y el Año Nuevo, Jaume nos explica que tanto él como sus compañeros han vivido estas fechas en Hormuz, una isla iraní situada en el Golfo Pérsico a poca distancia de su ruta, a la que llegaron en    un barco que hace trayectos diarios: «Con nosotros han estado otros ciclistas, alemanes y suizos, que recorren este país, y con quiénes contactamos a través de    WhatsApp. La verdad es que nos lo pasamos muy bien».

En lo relacionado a su organización con sus nuevos compañeros, aclara que no van los cuatro a la vez, «ya que ellos, que llevan unas mochilas especiales que contienen las tiendas de campaña, están haciendo el recorrido en autostop y yo en bicicleta, por lo que cada mañana trazamos la ruta y fijamos un punto de encuentro, donde nos reencontramos al final del día. Algunas veces ellos llegan antes que yo, y otras yo antes que ellos... Hasta la fecha no hemos tenido problemas, en gran parte debido a la hospitalidad de la gente. Puede que los únicos problemas hayan sido gastronómicos… Sí, alguna que otra diarrea y vómitos. Sabemos que pasa, pero no nos impide que sigamos avanzando hacia nuestros objetivos».

Pasaporte

Y en lo que respeta a problemas en la frontera por cuestiones de visados y pasaporte, «hasta la fecha, ninguno. ¡Y mira que he cruzado fronteras en este viaje! Pues nada, llegas al puesto fronterizo, muestras el pasaporte y el visado y adelante. Está claro que el pasaporte español funciona de maravilla en esta parte del mundo que estoy recorriendo».

La bicicleta con las cosas de Coves.

Jaume, que no tiene novia pero está «abierto a lo que surja», tiene en mente cuatro cosas: la familia que ha dejado en Mallorca, con la que está continuamente en contacto; llegar dentro de los planes previstos a Myanmar; ir recopilando datos para escribir un libro sobre este viaje; y cuando llegue a la Isla poner en marcha un plan que nos contará en una próxima conversación.

Accidente

Hace unos días Jill Carter, cuando iba acompañada de su hijo, sufrió una fuerte caída tras hacer la compra en un supermercado de Palma y cruzar la avenida Argentina. Al llegar a la acera de enfrente, la mujer de 90 años tropezó con uno de los tres desniveles que hay en dicha acera y cayó al suelo de cara.

El tropezón le causó varias magulladuras en el rostro, como se puede ver en la fotografía superior, aparte del susto que se llevó la mujer, que no vio el triple desnivel: acera, alcorque del árbol y espacio que hay entre este y la calzada. Algunas de las contusiones requirieron atención médica, además de la que le ofreció la propietaria del negocio que hay frente a dónde se dio el golpe, quien le dijo a su hijo que en diez días dos personas habían tropezado y caído en ese mismo lugar.

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El desnivel que está al lado del hierro que rodea el alcorque.

Nosotros nos acercamos al lugar y, efectivamente, el peligro de tropezar y lesionarse sigue estando ahí. Y encima, sin tener en cuenta los desniveles, que insistimos son un peligro –la prueba la tienen en el caso que les contamos–, por esa misma acera pasa un carril bici del que los peatones tienen que estar pendientes para no ser atropellados.

Prioridades

Ante un caso como este no nos queda más remedio que insistir a Cort en el sentido de que antes de pensar en macroproyectos (como la construcción de un polideportivo, un museo de arte contemporáneo o acondicionar el túnel que va desde la Plaça Major al Parc de la Mar), hay que arreglar aceras, alcorques y borrar pintadas en paredes y en esculturas, no solo del centro de Palma, sino de todo el municipio, que es lo que realmente quiere el ciudadano. Con estas medidas se mejoraría la ciudad y se evitarían accidentes como el de esta señora.

Por lo tanto, señor alcalde Jaime Martínez, mande ordenar Palma y una vez que lo consiga, que si se lo propone lo logrará, piense en llevar adelante esos tres macroproyectos, u otros. Pero cada cosa a su tiempo. Es una simple sugerencia.