Coincidiendo con el Día Europeo de la Solidaridad y la Cooperación entre generaciones, este lunes por la tarde tuvo lugar una cadena humana contra la soledad protagonizada por usuarios, personal, amigos y familiares de la residencia de personas mayores Fontsana Son Armadams. El acto comenzó en la zona infantil de Marqués de la Cenia con los discursos institucionales a cargo de las autoridades, entre los que se encontraba la directora general de Gent Gran del Ajuntament de Palma, Àngels Dueñas; el presidente de Fontsana Senior Living Group, Pepo Rullán, así como miembros de distintas generaciones que leyeron un manifiesto contra la soledad.
Tras las palabras, y con permiso de la lluvia que hizo una tregua, se inició una cadena humana en la que se intercalaron personas jóvenes y niños con personas mayores, para recorrer juntos parte de la zona peatonal. Entre los asistentes hubo un grupo de veteranos del RCD Mallorca, muy participativo en los eventos de la residencia.
El reencuentro
Una jornada en la que los usuarios de la residencia se reencontraron con familiares, amigos y jóvenes voluntarios de centros escolares, quienes acuden de vez en cuando a hacer compañía a las personas mayores y pasar con ellos una tarde de juegos de mesa y lecturas, entre otras actividades. Tras lograr una gran cadena humana, los participantes se fundieron en un multitudinario abrazo intergeneracional. Un momento emotivo que prosiguió con una merienda para los asistentes.
Según el Observatorio de la Soledad No Deseada, en el año 2023, el 13% de los españoles sufrieron soledad no deseada. De hecho, muchos son los que sitúan la soledad como la gran epidemia silenciosa del siglo XXI, que se ceba especialmente en las personas mayores. Un colectivo en el que, a nivel nacional, existen más de dos millones de personas que viven solas en España.
El evento no sólo fue un gesto simbólico, también fue un recordatorio social de la responsabilidad que tenemos ante nuestros mayores. Una llamada a la acción, a tender la mano, hacia nuestras futuras generaciones y hacia nosotros mismos. Un gesto tan simple y más poderoso de los que muchos se pueden imaginar. Los usuarios de la residencia Fontsana Son Armadams agradecieron la asistencia de todos los participantes, quienes pese a la climatología, acudieron a disfrutar de este evento con ellos y mostrar que no están solos.
Es duro estar en una residencia de ancianos, mi padre murió con 96 años en 2016 y estuvo en una residencia de ciudad jardin,tres años,por cierto excelente, BUGANBILIA,se cayó en la escalera y se rompió la cadera, a veces es imposible tener los familiares en casa a esta edad, porque los hijos también son viejos, aplaudo esta iniciativa porque ellos lo agradecen , yo fui a ver a mi padre cada día. Pronto me tocará a mi.
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Es duro estar en una residencia de ancianos, mi padre murió con 96 años en 2016 y estuvo en una residencia de ciudad jardin,tres años,por cierto excelente, BUGANBILIA,se cayó en la escalera y se rompió la cadera, a veces es imposible tener los familiares en casa a esta edad, porque los hijos también son viejos, aplaudo esta iniciativa porque ellos lo agradecen , yo fui a ver a mi padre cada día. Pronto me tocará a mi.