Mónica Fedatto y Miriam Campos lucen los vestidos confeccionados con cabello junto a uno de sus creadores, José Moñino. | Click

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El pasado sábado, entre las 20.00 y 22.00 horas, y sobre la acera que hay frente a la peluquería Bella Palma Style, a escasos metros de la plaza del pirulí, también conocida como la plaza del supositorio, el peluquero mallorquín José Moñino, mostró distintos vestidos diseñados por su hermano y él hace unos 30 años, vestidos que por aquel entonces causaron sensación, tanto en la Isla, como en Italia, Francia y Alemania, dónde también los presentaron.

Son, como ya hemos contado, prendas caras, en el sentido de que sus precios oscilan entre los 4.000 y 5.000 euros, puesto que tanto el material –los cabellos que se importan desde el este asiático, ya que en España son muy caros–, como el diseño y la confección de cada uno, cuestan alrededor de unos 1.500 euros cada unidad.

Naturalmente –señala José Moñino–, hay una segunda posibilidad de lucirlos: alquilándolos, lo que tiene un coste aproximado de entre los 700 y 1.000 euros por día. Naturalmente, quien los luzca, sea en una alfombra roja, en un estreno de una película, en la presentación de un coche, de algo que atraiga la atención de público «o, si no, porque deseas asistir a una fiesta a sabiendas que todas las miradas se dirigirán hacia ti, ya que lo que llevas puesto nada tendrá que ver con lo que luzcan las demás».

El motivo de la presentación de estas prendas, que ya tuvo otra hace algo más de un cuarto de siglo, es «ante todo –señala José–, para rendir un homenaje a mi hermano, Bernardo, fallecido hace unos años, puesto que él formó parte de este proyecto, que, dicho sea de paso, salió a raíz de un sueño que tuve, en el que mi hermano y yo diseñábamos y confeccionábamos vestidos con cabellos de mujer. Al despertar, se lo comenté y… ¿Por qué no lo hacemos realidad?, me dijo. Pues… Dicho y hecho: nos pusimos en ello y vaya esta presentación en su honor».

El acto, que se prolongó hasta las diez de la noche, contó con una gran asistencia de público, la mayor parte curiosos, que seguía los pasos de las dos modelos que lucían tan espectaculares prendas, Mónica Fedatto y Miriam Campos –brasileña y mallorquina, respectivamente– a la vez que escuchaban las explicaciones de Luis Miguel Suárez Diguele, persona de palabra fácil y convincente, muy conocida, además, por haber sido hombre importante en el mundo de la noche y en el de la seguridad. José, por su parte, atendía a todas aquellas personas que se interesaban por cómo comprar o alquilar una de esas prendas.

Ni que decir tiene que el motivo del acto también fue para inaugurar la citada peluquería, con corte de cinta incluido, en la que no faltó la buena música del cantante Juan Real, que, además, mostró sus cualidades como DJ.

Y como no podía ser de otro modo, tratándose de una peluquería y siendo los vestidos de cabello de mujer, las dos modelos fueron peinadas, cara al público. Entre los asistentes también emergieron influencers y alguna que otra facebuquera que, móvil en ristre, grabaron los distintos momentos que se sucedieron a lo largo de la velada, siendo ellas, las modelos, las principales protagonistas.

Este miércoles, en la sede del Teléfono de la Esperanza (calle Miquel Marqués, al lado de la parroquia de San Alonso), María Antonia Mateu, presidenta y voluntaria orientadora, y Lino Salas, voluntario y portavoz de dicha organización, coincidiendo con el Día Internacional de la Prevención de la Conducta Suicida, presentarán el informe de la campaña que han puesto en marcha. El acto dará comienzo a las 10.00 horas.

El Teléfono de la Esperanza, como muchos saben, es muy efectivo, tal como puede comprobarse a través de las llamadas que recibe a lo largo de un semestre –sobrepasan las 2.000–, entre las que están las de los presuntos suicidas, personas con problemas, solitarias o simplemente faltas de compañía. Los voluntarios orientadores atienden, intentado por todos lo medios que bajen la tensión en la que se encuentran en ese momento, todo a base de ayudarlos a pensar y a reflexionar. Y todo es a través del teléfono, abierto a lo largo de las 24 horas.

¿Que quién puede ser orientador voluntario del Teléfono de la Esperanza? Pues cualquier persona que lo desee, que haga un cursillo de formación a lo largo de un año y que supere una evaluación en la que los recursos y la habilidad para escuchar, hacer reflexionar y convencer, son fundamentales, tanto es así que el año pasado se presentaron a voluntarios orientadores un total de 20 personas, de las cuales solo cinco han sido aceptadas. Pues nos vemos mañana.