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Baleares mantendrá de manera inamovibles sus planes de vacunación contra la COVID-19, una actitud que contrasta con otros gobiernos autonómicos, como el valenciano y el andaluz, que sí aceptan la colaboración de las empresas en el dispositivo. Hace meses que el Govern rechazó una oferta en este mismo sentido de los hoteleros para tener preparado a todo el personal antes del inicio de la campaña, aunque –justo es reconocerlo– entonces el suministro de vacunas era muy inferior al actual, cuando las partidas llegan de manera regular y en número más que suficiente. En este contexto, cabe preguntarse qué razones se esgrimen para no modificar de decisión del Govern.

Protección de la masa laboral.

Han quedado fuera de toda duda los beneficios que tiene la vacunación para frenar la pandemia, incluso en sus distintas variantes. Por eso, acelerar la inmunización de la población debe ser la prioridad para los responsables sanitarios de Baleares. Y para ello no deberían escatimarse medios, más teniendo en cuenta la generosa disponibilidad de vacunas como está ocurriendo en la actualidad. El IB-Salut ha agotado la disponibilidad de reservas de enfermeras, incluso se ve en la obligación de recurrir a las jubiladas recientemente. En este contexto, no se logra entender que se evite flexibilizar las premisas de una planificación que se quiere mantener en la exclusividad del ámbito público.

Los jóvenes también.

Transferir a determinadas empresas, se entiende que las de mayor tamaño, garantizará la vacunación de amplios colectivos de trabajadores, en especial de gente joven, de modo que se podrá reducir el riesgo de nuevos contagios. Frenar la pandemia es una auténtica carrera contrarreloj en todos los ámbitos y, por tanto, no sobra nadie. Quizá sea el momento de evitar determinados prejuicios y tener claros cuáles son los objetivos.