La decisión del Cabildo de la Catedral de Santiago de Compostela de aceptar la inclusión de dos rutas con salida en Lluc y Cura en el Camino de Santiago es una buena noticia para la Isla. La medida mantiene a Mallorca como un importante enclave espiritual para el cristianismo occidental. De otro lado, tal reconocimiento también cuenta con un vertiente más terrenal, pero no por ello menos seria. La inclusión de Mallorca entre las distintas rutas jacobeas, que desde el siglo XII han contribuido a cohesionar Europa más que cualquier administración comunitaria, también resitúa a la Isla en el mapa turístico.
Popularidad mundial.
Las motivaciones para emprender la peregrinación a Compostela son de lo más variadas, pero de lo que existe opinión unánime es de que el Camino de Santiago es ya un producto turístico de primer orden, cuya popularidad rebasa con creces las fronteras europeas. De esta manera, el nombre de Mallorca entra a formar parte de una red de rutas que, sin pandemias de por medio, son transitadas cada año por cientos de miles de personas provenientes de los cinco continentes. Es una oportunidad extraordinaria para diversificar las oferta turística y abundar en la prolongación de la llegada de viajeros durante los meses que van más allá del verano.
Implicación fundamental.
El reconocimiento de las distancias recorridas en las rutas mallorquinas como parte del Camino de Santiago y que éstas puedan completarse con las andadas en cualquiera de los caminos que desde el corazón de Europa confluyen en Compostela no hubiera sido posible sin la implicación del sacerdote Jaume Alemany. Desde su creación, a principio de la década del 2000, Alemany ha estado al frente de la asociación Camí de Santiago-Mallorca, dando a conocer la ruta entre la ciudadanía insular, al tiempo que también ha hecho de ella una herramienta de vertebración social.
3 comentarios
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Y como cruzamos a la península para que nos den la Compostela, a nado?
A mi me parece bien todo lo que sea promocionar un turismo cultural y saludable, aunque sea una obviedad que Santiago, muerto en Palestina en el año 42 d.C. a manos del gobernador Agripa, como demuestran los registros de la época, nunca pasó de los Pirineos y nunca pisó territorio español, con lo que la posibilidad de que su tumba esté en la catedral de Compostela es ninguna... ni siquiera tiene la categoría de mito o leyenda como la figura de ese tal Pelayo, que fue capaz de frenar las hordas norteafricanas entre él y cuatro más o ese otro mito y leyenda de un tal Jesús de Nazaret, que para haber promovido una auténtica revolución, no se sabe nada ni de su nacimiento ni de su vida ni tampoco de su muerte, porque no hay registros de la época. No obstante, la Semana Santa es un atractivo cultural-turistico que crea trabajo y riqueza.
"La medida mantiene a Mallorca como un importante enclave espiritual para el cristianismo occidental." Això no per favor, hem d'acabar amb els amics invisibles que ningú ha vist i que donen poder a uns pocs