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El discurso de Francina Armengol con motivo del Dia de les Illes Balears lo tuvo todo. Un marcado tono institucional, sin por ello sin rehuir de referencias a la actualidad geopolítica o de hacer balance del Govern que preside cuando está a punto de afrontar el último año de esta legislatura.

Diálogo y consenso

Las primeras palabras del discurso de Armengol fueron para expresar el dolor ante el retorno de la guerra a Europa. El léxico de la presidenta no dejó lugar a ambages, calificando la invasión de Ucrania de «agresión rusa a los valores que sostiene Europa». Unos valores que Francina Armengol ejemplificó en la capacidad de construir pactos sólidos y duraderos, arrimando ahí el ascua del consenso a la labor legislativa de la mayoría parlamentaria que lidera. Armengol enumeró las políticas medioambientales y energéticas desplegadas en los últimos años, a modo de reconocimiento al trabajo de sus socios de Més y Podemos al frente de las consellerias de Medi Ambient y Transició Energètica. Pero fue la aprobación de la ley turística y la primera ley de educativa –ambas impulsadas por consellers del PSIB– las iniciativas políticas que la presidenta blasonó como paradigmas del diálogo y el consenso, pese a las idas y venidas del sector hotelero en el caso de la primera.

Rédito electoral

Del discurso de anoche en la Llotja se desprende que Armengol pasa página de la pandemia y fija la vista hacia el futuro de la Comunidad Autónoma, presentando las medidas adoptadas por su Govern como elementos fundamentales para la recuperación económica y social. Unas medidas, también, de las que la presidenta podría obtener el rédito electoral que le permita encadenar un tercer mandado consecutivo. Aunque ese extremo deberán substanciarlo las urnas dentro de 15 meses. Una proximidad que ya todo lo impregna.