El diagnóstico que hace la patronal de la construcción en Balears de la situación en la que se encuentra el sector resulta, cuanto menos, sorprendente. Los empresarios denuncian una falta de personal, en especial del segmento menos cualificado, mientras vaticinan dificultades en el futuro como consecuencia de las turbulencias financieras. Sin embargo, admiten una escasez en la demanda, de alrededor de 7.000 viviendas, cuya ejecución está lastrada por la escasez de material, lentitud en la tramitación de licencias municipales y la falta de promociones de viviendas públicas. El escenario es, con seguridad, complicado para uno de los vectores de crecimiento económico más importante de las Islas.
Nueva competencia laboral.
Uno de los aspectos que quizá deberían analizar los empresarios de la construcción es el nuevo panorama laboral que se está produciendo, en especial en aquellas actividades que tienen una competencia laboral muy próxima. Un caso podría ser el de la hostelería, que ha firmado un convenio que introduce importantes mejoras salariales para los próximos años; razón que podría explicar el escaso interés por cubrir las vacantes en las obras y donde las condiciones de trabajo son especialmente duras. Esta no debe ser la única, pero si una probable y poderosa razón que explique el fenómeno.
Un contexto complicado.
Hay, en las demandas de los empresarios, cuestiones sobre las que les sobran razones en su queja. La lentitud con la que se tramitan las licencias en Balears es exasperante, y genera unos importantes costes añadidos de los que la Administración no se responsabiliza. La falta de materiales es otro de los aspectos que da la impresión que se está cronificando. La distancia con respecto a la pandemia no está mitigando sus efectos en un sector que es un motor industrial básico para toda la economía.
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