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En la edición de hoy publicamos siete escalofriantes testimonios de policías locales y funcionarios municipales de Palma que pasaron, entre todos, más de 46 meses en prisión por el llamado ‘caso Cursach' y luego quedaron absueltos o sus causas fueron sobreseídas. Son solo siete inocentes encarcelados por el exjuez Penalva y el exfiscal Subirán, pero hay muchos más, que prefieren no dar la cara por diversos motivos. En total, 17 agentes del cuartel de San Fernando acabaron entre rejas y sufrieron un calvario profesional, económico y familiar que se prolongó durante años interminables para ellos. El cisma implosionó el cuartel de San Fernando, hasta el punto de que a día de hoy numerosos policías no se hablan o están enfrentados tras las maniobras de la regidora Angélica Pastor y su director Martí Capó, que se pusieron de parte de Penalva y Subirán para depurar a la policía.

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Secuelas de por vida.

Muchos de estos inocentes, a los que hoy ponemos nombre, apellido y rostro, se han separado, enfermado y padecido terribles penurias económicas, tras quedar embargados sus sueldos municipales. Todo ello unido a un escarnio público y a un linchamiento mediático sin precedentes, que ha provocado que la totalidad de las víctimas siga, a día de hoy, acudiendo a psicólogos y psiquiatras, en busca de ayuda. Son secuelas de por vida, que se agravan al sentirse abandonados y olvidados por la sociedad. Unos parias, como sostienen ellos.

No puede volver a ocurrir.

A la espera de la sentencia contra Penalva, Subirán y el Grupo de Blanqueo, que podría ser inminente, lo que queda claro es que un desastre judicial como el registrado en Mallorca no puede volver a producirse. Demasiados inocentes han visto vulnerados sus derechos y libertades más elementales por simples sospechas o acusaciones falsas de testigos a los que nadie daba credibilidad, más que los investigadores. Que personajes como ‘El Ico' o la madame mandaran a prisión a funcionarios habla por sí solo.