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No es casualidad que tanto la Policía Nacional como la Policía Local de Palma, que están a punto de celebrar su fiesta anual, vayan a distinguir a una serie de figuras policiales y judiciales que tuvieron un papel clave en la caída de Penalva y Subirán, el exjuez y el exfiscal del ‘caso Cursach’ que acabaron en el banquillo de los acusados y condenados por una instrucción desastrosa. En este contexto, la Jefatura palmesana condecorará al comisario Juan Márquez y al inspector Juan Palomo, conocidos como ‘los Juanes’, y también al abogado Antonio Martínez, que demostró la inocencia de Tolo Sbert, el que fuera mano derecha de Tolo Cursach. El cuartel de Sant Ferran, por su parte, hará lo propio con el fiscal Tomás Herranz, el acusador público en el caso contra Penalva y Subirán, y con Toni Suárez, el histórico jefe antidroga del 091 que fue injustamente perseguido por estos dos sujetos. Son, pues, unos premios policiales con un claro mensaje, que pretenden reivindicar el trabajo impecable de aquellos profesionales que se atrevieron a enfrentarse a la maquinaria judicial y policial que llevó a prisión a decenas de inocentes durante años.

Un daño irreparable.

Lo cierto, es que el daño causado por Penalva y Subirán es del todo irreparable. Mancillaron el honor de un centenar de funcionarios y empresarios, vertiendo durísimas acusaciones contra ellos, desde corrupción a escabrosos asuntos sexuales, y finalmente se demostró que todos ellos eran inocentes.

Nadie olvida.

Ha pasado ya un tiempo desde la caída del exjuez y el exfiscal, que han sido condenados a nueve años de cárcel en una sentencia que aún no es firme, pero ninguno de los afectados olvida. El calvario que padecieron fue tal que muchos han quedado arruinados o psicológicamente destruidos. Estas condecoraciones policiales son una forma de homenajear a las víctimas.