La elección de un nuevo president de la Generalitat proporciona el confort de regresar a los clásicos y a tiempos prepandémicos. Que Pere Aragonès haya conseguido el apoyo de la Cámara, a pesar de la espera, proporciona una esperanza mayor de la vuelta a la normalidad que todos los anuncios posibles sobre llegadas masivas de vacunas. Cuando en su discurso promete que va a conseguir la independencia de Catalunya a través de un referéndum pactado con el Estado proporciona la prueba de que la recuperación es posible. Si ya se puede pensar en romper España de nuevo es que, sin duda, lo peor ya ha pasado. Cuesta recordarlo, pero no hace mucho, era lo único que aparentemente importaba. Eran tiempos mejores, no cabe duda, de mayores certezas. Es verdad que la única certidumbre que había era que todo aquello iba a acabar mal, pero al menos era un pesimismo sólido. El nuevo presidente ensaya un complicado equilibrio entre el realismo y el prometer lo que sabe que es imposible el primer día. Nada extraño. Habrá que ver cuándo o cómo intenta escenificar la ruptura, si lo hace o no. Pero ahora mismo eso es lo de menos. Basta con que se recupere la narrativa. En breve se reactivará la opuesta del nacionalismo español: el pacto nefando de Sánchez con Esquerra y el peligro a la unidad española. De nuevo será ruido, mucho ruido, algún gesto inútil más de consecuencias nefastas como ya vivimos. Pero ese ruido ahora provoca cierta tranquilidad de rutina.
La vuelta a la normalidad
Palma24/05/21 4:01
También en Opinión
- Palma se prepara para la entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones este enero
- La víctima de Marratxí planeaba casarse con el presunto asesino para que pudiera regular su situación en España
- Un hombre de 73 años muere atacado por una oveja en una finca de Consell
- El anárquico cruce del Rafal que irrita a vecinos y conductores de la EMT
- Estas son las portadas de las revistas de la prensa rosa de hoy
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.