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El bien común siempre fue un deseo de los pequeños grupos humanos, ampliándose tanto como para formar pueblos de familias distintas que se conocían y ayudaban en cualquier menester, ya que todos necesitados de ayuda. Terminado el tajo, los hombres iban al café; las mujeres con sillas en la calle, disfrutando del aire fresco bajo la noche estrellada.

Esas agrupaciones de gente eran felices, a pesar del duro trabajo agrícola, bajo la lluvia o el sol, sin la tecnología de hoy, con herramientas hechas a mano, adecuadas para cada labor. Se labraba, sembraba, con la hoz cortaban trigo, y alfalfa, dibujando canaletas en la tierra para regar con agua de los pozos. Las mujeres recogían aceituna, algarroba, fruta, etc. Los labriegos trabajaban al ritmo del mulo, haciendo surcos para la siembra en setiembre u octubre. Los labriegos hacían varias pausas: desayunar, fumar, y comer allí donde se encontraban.

La faena la realizan al ritmo del cuerpo, sin forzarlo, ni gastarlo demasiado rápido. Pero ahora podemos consumir, comprar on line, sin movernos, ni cansarnos, todo nos lo traen a casa, sólo tenemos que estar y esperar un rato. Hacemos cualquier cosa sin levantarnos de la silla, sin ver la calle, castigando la espalda. A las ocho van a casa, a dar cenas y baños a niños, siempre con prisas, y más prisas. Vivimos sin vivir una existencia poco humana, con cansancio y queriendo hacer de todo.
Somos diferentes al resto del mundo, por desgracia: los únicos con jornada laboral de ocho horas, y el rendimiento más bajo de Europa.

Ellos se afanan de ocho de la mañana a seis de la tarde, o menos, pero hacen cundir las horas, un café y al lavabo y punto. Al salir van al gimnasio, al cine, cenan pronto y luego van a pasear, comprar, van a salas de Juegos, en casa hablan con la familia, sintiéndose felices y satisfechos.
Los empresarios occidentales y asiáticos, hace siglos que trabajan con horario continental. Y en Japón se ha prohibido hacer jornadas nocturnas. Apagan la central eléctrica de la fábrica: ordenadores, ascensores, en fin, todo. En Alemania, Holanda, etc, todos tienen horarios flexibles, cumpliendo lo pactado con cada trabajador. También regalan horas a compañeros de baja, y si desean tener más vacaciones las alargan o encogen y las juntan para el año siguiente. ¿Por qué España es diferente? Se discutió pero nunca llegó.