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La presencia de la pandemia en nuestras vidas ha alcanzado a todo y trastocado a todos. Ahora estamos, al parecer, de salida, pero hay efectos que exceden el ámbito sanitario. La pandemia ha sido, por ejemplo, madre de dos paradojas en el seno de la Iglesia católica. La primera podría titularse «más contribuyentes, menos contribución».

En la última declaración de la renta, la cantidad aportada a favor de la Iglesia católica cayó en casi seis millones de euros, siendo que el número de contribuyentes que pusieron la x en su casilla aumentó en 40.000. La otra paradoja podría titularse «menos ingresos, más egresos». Durante la pandemia, la Iglesia ha ingresado menos dinero y ella ha distribuido más dinero.

La cantidad destinada por los contribuyentes en la casilla de la declaración de la renta de 2020 cayó en casi seis millones de euros, mientras que, en este período, la Iglesia puso en marcha casi 700 iniciativas para paliar las necesidades de familias castigadas por los efectos de la COVID-19 a través de las congregaciones religiosas y de las 23.000 parroquias abiertas en las 70 diócesis del país. Es una paradoja hermosa, como esa otra: quienes saben que la guerra en Ucrania les va a deparar dificultades económicas están enviando a Ucrania ayudas de toda clase.