Ahora que ya vamos a ochenta por la vía de cintura verá que seguimos con atascos y simplemente llegamos más tarde a todos los sitios. Seguramente gastamos menos gasolina, aunque también lo conseguiríamos si hiciéramos la ronda a pie, paseando. Me juego lo que quiera que a alguien se le ha pasado por la cabeza. Pronto tampoco podremos aparcar en las calles del centro de Palma, con lo que las entradas a los párkings van a ser nuevos atascos en la ciudad de los patinetes.
Nuestros gobernantes, que siguen ellos utilizando sus coches, se han metido entre ceja y ceja que el uso del vehículo particular sea una odisea. Mientras, nuestra ciudad sigue creciendo a lo ancho y no a lo alto, que seria lo más lógico para optimizar el servicio público de transporte. Se olvidan de que no todos vamos cada día al mismo sitio y a la misma hora a trabajar, como si fuéramos funcionarios. Miles de personas tienen un curro que exige movilidad diversa o simplemente son personas mayores o niños a los que alguien, con carné de coche, debe desplazar de un punto A a un punto B de la ciudad.
La última ocurrencia es reservar un carril de la autopista a los vehículos con un solo ocupante, lo cual simplemente hará que lleguen más tarde al siguiente atasco y los pondrá de peor humor. Me consta que más de uno ya ha pensado en comprarse una muñeca hinchable para el asiento de atrás.
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