Cada vez que me subo a un bus de la EMT me entran ganas de leer a Newton, o a Einstein. De no ser porque, en el fondo, me parecería una exhibición de pedantería pelín innecesaria, me agenciaría algún ensayo sobre las leyes de Newton o la teoría de la relatividad y los leería con aire distraído a la vez que echaría una ojeada sobre lo que acontece en el vehículo haciéndome preguntas sobre el movimiento y el paso del tiempo. Ejemplo, sobre eso tan frecuente de ir avanzando hacia la parte trasera mientras el bus va para adelante. O de las repercusiones de estar tranquilamente sentado e inmóvil mientras el coche se mueve. O, también, la variable de ocupar un asiento en sentido contrario al de la dirección que lleva el bus mientras, por la ventanilla, ves que los edificios de las calles parecen irse hacia atrás; tú miras adelante y, en la calle, la gente camina a todos los lados.
Newton en autobús
Palma14/04/22 3:59
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