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El debate sobre decrecimiento turístico ya es una realidad en todos los sectores sociales, incluido el sector turístico y el político, como hemos podido ver en la tramitación de la reforma de la ley turística.
El decrecimiento es la condición sine qua non de la transición ecológica que debemos hacer para salvarnos de una dura crisis climática y energética. Es la condición para impulsar una mejora cualitativa del propio turismo y una diversificación de nuestra economía. Debería ser un pacto de Estado, un reset de nuestro modelo turístico. No podemos esperar más para empezar el decrecimiento, como ha dejado claro el último informe global Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPPC) del pasado 4 de abril.

Está claro que el decrecimiento en Mallorca se traduce en reducir forzosamente el uso de combustible fósil, muy utilizado en el sistema turístico. El decrecimiento debe hacerse por el interés general, para que la mayoría de la sociedad salga ganando y tratando de que nadie salga perdiendo. Hay que priorizar los derechos de las comunidades locales por encima de los deseos de los turistas y los negocios privados insostenibles. El decrecimiento debería también tener un límite por debajo del cual se considerara perjudicial, como ha hecho recientemente la ciudad de Ámsterdam. El decrecimiento sostenible debería planificarse por zonas según el PIAT del Consell de Mallorca.

A cada zona le correspondería un nivel de decrecimiento diferente. Debiera ir acompañado de inversiones preferentes en negocios y servicios públicos de interés general, con el fin de diversificar la encomia de estas zonas. Por ejemplo, las zonas de Magaluf o el Arenal deberían tener un plan de decrecimiento muy diferente a las zonas del Pla de Mallorca, la Tramuntana o el ensanche de Palma.
Aquí van alguna de las posibles ideas, que surgen en diversos ámbitos de debate, especialmente el del Fòrum de la Societat Civil, pero también de otros foros como Exceltur y la UIB.

Estas ideas deberían enmarcarse en un Plan de Reconversión Turística de diez años, con un Fondo de Inversiones que lo hiciera viable, cuya aportación pública de 100 millones anuales podría proceder del impuesto turístico y fondos europeos, además de inversiones privadas.

- Cambiar el uso turístico por otro más útil
Transformar los establecimientos de alojamiento con plazas obsoletas y entornos saturados en espacios con otro tipo de servicio, como el de vivienda social, centro educativo, servicios sanitarios, centro deportivo o centro para las personas mayores. La iniciativa seria público-privada, con una aportación inicial de los nuevos usuarios y propietarios, además de una subvención pública que hiciera atractivo el cambio.

- Ampliar las habitaciones para atraer turismo de mayor gasto
Reconvertir hoteles con habitaciones pequeñas en habitaciones más grandes, añadiendo una mejora de los otros servicios, como cocina, restaurante, spa y entorno, para poder aumentar el precio. La mejora de los servicios en este sector reabsorbería la misma mano de obra.

- Mejorar el paisaje de la costa
Esponjar hoteles y otros establecimientos de gran impacto medioambiental y edificar en su lugar centros públicos o privados para el uso de la comunidad de residentes y de visitantes. La pérdida de puestos de trabajo se compensaría con pasarelas de formación y reciclaje para los nuevos servicios.

- Más calidad en las zonas maduras
Esponjar hoteles en zonas maduras donde convivan hoteles con más calidad, de manera que cada dos plazas que se pierdan se puedan transformar en una en los hoteles de mayor calidad. Dicha transformación urbanística absorbería el personal del establecimiento esponjado. La Administración pública se haría cargo del diferencial del coste.

- Reducir la huella ecológica
Establecer para los establecimientos hoteleros y de oferta complementaria una contabilidad medioambiental obligatoria para medir su huella ecológica, de manera que cada año los establecimientos turísticos deberían presentar a la administración. Un establecimiento con balances negativos reiterados podría perder su licencia.

- Potenciar el turismo legal
Eliminar toda la oferta ilegal tanto vacacional como hotelera, tanto en la mar como en tierra, mejorando el Servicio de Inspección, de manera que al cabo de tres sanciones, el establecimiento pudiera perder su licencia.

- Cambiar plazas malas por buenas
Comprar plazas turísticas por parte de la Administración para que puedan usarse con el fin de reforzar la mejora de la sostenibilidad de otros establecimientos.

- Eliminar los establecimientos abandonados
Eliminar todas las plazas de los hoteles cerrados por problemas del mismo negocio o por motivos internos a la gestión de la propiedad. Los hoteles cerrados más de dos años perderían la licencia.

- Pactar con el puerto de Palma y el aeropuerto
Lograr un pacto estable y sostenible con el puerto de Palma y el aeropuerto para limitar el número de turistas de acuerdo con el número de plazas legales existentes y la capacidad de carga de las diferentes zonas y ciudades de Mallorca.