TW
0

Aunque por una sarta de mentecateces municipales imprevistas la semana del Orgullo LGTBIQ ha salido bastante trasquilada este año, hemos podido celebrar para general regocijo la alegre festividad del solsticio de verano, la noche céltica de San Juan con sus rituales paganos, hogueras en la playa, música y chicas bailando semidesnudas. La noche más mágica del año, en definitiva, y que como es tradicional, se celebró ayer, 23 de junio, víspera de San Juan Bautista, que de pagano nada. Por ahí, por adelantarse a la fiesta propiamente dicha, no sea que el santo la estropee, es por donde se le nota el paganismo a la célebre Nit de Sant Joan.

El que no se consuela es porque no quiere, y a falta de orgullo municipal, buenas son fogatas y brujas desinhibidas. Cuando yo vivía en El Molinar, siempre me encontraba al día siguiente con algunas durmiendo en mí terraza a nivel de calle, entre las macetas de peonías, y como la magia ya se había acabado, les daba vasos de leche con Cola Cao y se despedían educadamente. Los rituales paganos son fatigosos, y la magia no sale gratis. Cuando a los 13 años yo intenté apostatar oficialmente, y así se lo comuniqué al padre Santiago, que era el encargado del curso, probablemente aspiraba a ser pagano, que me parecía la única religión con sentido. Tenían muchas diosas y dioses, y para qué conformarse con un dios monoteísta habiendo tanta diversidad divina.

También había demonios, monstruos, hechiceras, espíritus malignos y toda clase de criaturas sutiles vagamente benéficas, pero divertidas. Además, si bien sus divinidades eran muy cabronas, auténticos bribones teológicos, al menos lo eran abiertamente, sin disimulo, sin pretender que nos amen y que todas sus cabronadas son por nuestro bien, como en la Biblia. Yo era un pagano vocacional, lleno de fe pagana; me parecía la religión más decente. Los rituales paganos, en cambio, frenaban mi total conversión. Todas esas cursiladas de bosques, lagos, playas, doncellas con flores en el pelo saltando hogueras… Demasiada naturaleza, demasiada magia, dos palabras que aborrezco. Soy un pagano crítico, protestón. Y de todas maneras, no me permitieron apostatar.