Se nos ha ido uno de los grandes. Grande en muchos sentidos: gran persona, gran economista. Emilio Ontiveros, catedrático de Economía, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), ejerció docencia, investigación y dirección de proyectos estratégicos con capacidades demostradas: escuchaba, atendía, opinaba, fraguaba su propio relato. En todos esos campos nos obsequió con generosidad. Sus artículos en prensa eran de lectura obligada: siempre bien informado, nunca especulando, con los datos en la mano apuntaba diagnósticos robustos. Permanentemente en una visión de la economía como la que entendían los economistas clásicos: la perspectiva del bien común, del bienestar colectivo. No encontraremos un escrito del profesor Ontiveros en el que esas premisas no estuvieran presentes.
En Mallorca, su presencia era recurrente. Conferencias en instituciones diversas, colaboraciones con otros colegas. Siempre disponible, sin pedir nada a cambio. Hace pocos años, en 2018 y 2019, Emilio Ontiveros formó parte de un Comité de Sabios en Economía que asesoró al Consell Econòmic i Social de Balears para redactar un documento esencial: el Horizonte 2030. Junto a otros y otras grandes, como Andreu Mas-Colell, Antón Costas, Josep Maria Bricall, Capitolina Díaz, Enric Banda. Enric Tortosa y Marina Subirats fue determinante, con sus comentarios y aportaciones, para que el trabajo final, redactado por más de cuarenta científicos y científicas de la UIB y de la Fundación Ramon Folch, fuera de gran rigor, de referencia en Bruselas sobre cómo tratar el futuro inmediato de una región.
Recordamos sus intervenciones en dos seminarios, densos, participativos, en los que Ontiveros aportó una visión que enlazaba colaboraciones público-privadas para encarar los grandes retos de futuro para la economía balear. También tenemos en mente conferencias muy recientes que desarrolló en Mallorca sobre la realidad económica de España tras el impacto de la pandemia. Y su valoración de las políticas económicas desplegadas tras la crisis vírica. Sus ideas se anudaban con los postulados de la economía postkeynesiana, enfatizando la relevancia de la inversión pública.
Nuestra colaboración se extendió a otros ámbitos. Sus participaciones en la revista Temas para el Debate, que pude coordinar en números monográficos sobre Keynes en un caso; y en la fuerza de la inversión pública precisamente, en otro, remarcaban la necesidad de trabajar con ese horizonte inversor, para no incurrir en errores de un pasado inmediato que se había revelado erróneo con otras políticas económicas. Ontiveros siempre tuvo presente que el sector público debía colaborar con el privado de manera sinérgica, en proyectos estratégicos, en visiones de largo alcance. Una óptica que se nutría de su propia experiencia como profesor e investigador en una universidad pública, y su dirección en una institución como AFI, núcleo de grandes profesionales en el mundo de la economía y de las ciencias sociales con conexiones imbricadas en las empresas. Le voy a echar mucho de menos. Nos veíamos ocasionalmente en Madrid. Siempre con un fuerte abrazo, una sonrisa, una palabra de ánimo.
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