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La ministra Ione Belarra opina que las empresas de distribución alimentaria están regidas por «capitalistas despiadados». Para ella, es una «indecencia» que suban los precios y se «hagan de oro gracias a la crisis económica». Estas reflexiones pueden abrir un debate interesante, sin duda. Por ejemplo, tengo un amigo que produce pomelos. Los vende al mismo precio que el año pasado, 80 céntimos el kilo, y ahora están en tienda a 3,20 euros. Comprendo que él proteste con vehemencia, pero no que lo haga la ministra. Los BIP, HiperCentro, Eroski, Mercadona, Agromart, HiperCor, Carrefour, DIA, Alcampo, Aprop…o colmados de pueblos y barriadas de Mallorca, dan trabajo y contribuyen a pagar el sueldo de ministros y funcionarios. Pero, además, ofrecen servicio en horarios muy prolongados, incluso a diario.

Los hay que no cierran al mediodía, ni en fiestas. Son necesarias logísticas precisas, buenas estrategias y grandes esfuerzos para dar una atención de calidad a los clientes y pagar las nóminas. Son negocios de comerciantes, no de gente desalmada, como piensa la ministra. Ojalá que las oficinas de las administraciones públicas fueran tan exigentes y profesionales como estas tiendas, y no vivieran del monopolio del Estado. Porque ya ni te atienden, debes hacerlo todo tú mismo y por Internet. Y si te equivocas o te despistas, multa o recargo. Y en Hacienda todos somos culpables mientras no demostremos lo contrario. Salvo don Juan Carlos, claro. Todo esto sí que es indecente. Pero la ministra no clama contra las calamidades de esa administración que le es tan próxima.