Somos cada vez más de derechas, y ya puestos, también de ultraderechas. En todas partes. Aquí en Palma, en Mallorca, en Balears, en España y, desde luego, en el ancho mundo. En las elecciones del domingo, tan importante como el recuento de votos, es el recuento de interpretaciones y relatos, ya que se elegían muchísimas cosas además de 8.000 alcaldes y una docena parlamentos autónomos. Se elegían futuros pactos, por ejemplo, así como tendencias, sensaciones, ideas y pronósticos. Y las interpretaciones, decía. Ya en los primeros escrutinios de la noche, sin hacer caso de la cautela y prudencia que recomendaban todos los comentaristas, mi interpretación fue que había ganado Vox, y de qué manera. No sólo ya son un partido perfectamente estabilizado y tan normal como cualquiera, sino que empujan al PP hacia su zona, que es donde abundan los votos. Es el relato que va ganando, vaya por Dios. Luego suavicé un poco esa primera interpretación, bien que de mala gana, hasta dejarla en ese titular de que somos cada vez más de derechas. Y en los detalles, las especulaciones, los pactos, las tendencias, los trapicheos y los efectos concretos de tal constatación ya apenas me he fijado, porque si somos muy de derechas, todo lo demás son fruslerías. Ciertamente, las reiteradas, inverosímiles y mediáticas tonterías de la izquierda han colaborado mucho en este giro histórico, y soy de los que piensan que tres ministras del Gobierno, la señora Montero y la señora Belarra con su fiera oposición interna, y la señora Díaz sumando Dios sabe qué en la lejanía, han ayudado mucho a dinamitar el llamado sanchismo desde dentro, en una larga campaña electoral contra el Gobierno del que forman parte que ha durado años. Han sido más letales que los socios secesionistas catalanes y vascos, y el PP debería erigirles tres estatuas en el balcón de Génova, o al menos dedicarles unas placas conmemorativas, pues sin su tóxica labor corrosiva, difícilmente se habría vuelto de derechas (o de ultraderechas) tanta gente. Y no hubiera ganado Vox, por insistir en mi primera interpretación electoral. En fin, de los detalles ya se habrán enterado por la prensa y los informativos, pero en mi opinión, puesto que somos tan de derechas, más vale que nos vayamos acostumbrando. Cosas más raras hemos hecho.
Somos cada vez más de derechas
31/05/23 0:29
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7 comentarios
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EnllocYa, claro. Necesita hablar de extrema izquierda para justificar el ser de derechas (y un golpe de estado militar contra un gobierno democráticamente elegido, por cierto) y luego el acomplejado soy yo. Luego se autopregunta cosas y se autoresponde categóricamente haciendo una serie de suposiciones sobre mí de las que no tiene ni idea.
Jaume PataumeUsted es la demostración de que ese complejo sí existe. Es incapaz de detectar la deriva autoritaria de la izquierda actual. Por qué? Porque su cerebro asocia fascismo con derecha. Por qué hace eso su cerebro? Porque en España la última dictadura fue de derechas. Eso significa que la izquierda no pueda ser autoritaria, fascista y dictatorial? No, la izquierda puede ser todo eso pero su cerebro ya lo descarta por adelantado. Y yo añado si hay algo que puede hacer que la extrema derecha vuelva son precisamente posturas de extrema izquierda como las que se han vislumbrado en esta legislatura. Harían bien en calmarse.
EnllocNo sé si existe i no un complejo de ser de derechas, pero sí sé que existe un partido directamente heredero de esa dictadura. Un partido según ud. centrista que no ha denunciado la dictadura fascista a que estuvo sometido este país durante 40 años, que no se ha dignado a condenar los asesinatos que se produjeron y que tras ser tildado de organización criminal a raiz de su financiación en B sigue a flote por su manejo del poder judicial, una herencia de la dictadura. Así que no nos venga a vender la moto del PP moderado y de centro, que todavía reprimen orientaciones sexuales, encubren la pederastia de la iglesia y niegan el derecho al aborto de las mujeres. Así que no sé si hay un complejo o no, pero desde luego a mi no me parece que haya motivo de orgullo.
Enlloccomparto casi todo. Hace poco comentaba con amigos que en el PP se han "vuelto comunistas", con todo eso de avales gratis a hipotecas de jóvenes, etc. También la disminución de la libertad de expresión, algo claramente fascista, perpetrado por esta supuesta izquierda. Podemos ha conseguido que algunos de sus votantes, y participantes del 15M, hayan votado a la derecha. Una desgracia.
Podemos en el gobierno ha sido un mal corrosivo, se creen que solo su doctrina es la que nos va bien a todos, no han sabido estar en un gobierno para todos. Aquí en Baleares no ha sido así Podemos ha sido leal con su Govern y no hemos tenido los sainetes de Madrid
L'esquerra madrilenya és ingènua i ha decepcionat. No és lo que deia, és com ho deia. D'altra banda, el blanquejament de l'extrema dreta pels mitjans és inacceptable
Aunque se intuye cierto tono irónico en el artículo conviene aclarar que no, que no somos más de derechas. Más bien, todo el espectro político se ha trasladado a la izquierda. El PSOE ha pasado del centro izquierda (González, Corcuera, etc) a la izquierda. El PP, ha pasado de la derecha (Aznar, Rato, etc) al centro derecha. Tildamos a VOX de ultraderecha porque automáticamente asociamos todo lo que esté a la derecha del PP como extrema derecha pero el PP ya no es derecha sino centro derecha y VOX sencillamente derecha politica. Y por último, sí, ha costado 4 años que la sociedad se de cuenta o que quiera reconocerlo: PODEMOS está más cerca de la extrema izquierda que de la izquierda. Es mejor dejar el calificativo de extrema izquierda para aquella izquierda incendiaria y radical que tuvo España antes de 1936 y que probablemente tuvo mucha responsabilidad en el posterior alzamiento de la extrema derecha, Guerra Civil y Dictadura. Que por cierto, otro factor a tener en cuenta es que existe un complejo en España en cuanto a ser de derechas debido a dicha dictadura. Complejo que la izquierda ha sabido explotar tradicionalmente muy bien pero cuyo abuso se le ha vuelto en contra: el electorado se ha dado cuenta de que las únicas políticas y medidas extremas no procedían de los "fachas" sino de sus propios Gobiernos de izquierda.