TW
2

Parece una forma de plaga. Llega la primera ola de calor con el verano meteorológico arañando el almanaque. Un meteorólogo de notable renombre y predicamento pronostica una estación condicionada por no sé qué fenómeno climático en el norte de Europa que traerá como consecuencia más días de calor intenso y algún que otro de lluvias torrenciales. El famoso anticiclón de las Azores ha mutado geográficamente para peor. El mal augurio se confirma en estos días de máximas por encima de los treinta grados y mínimas superiores a los veinte, con peor sensación por la humedad. Calor pegajoso de día y noches de bochorno. Más que toledanas, tropicales. Como los hombres del tiempo se han ganado a pulso la credibilidad, santa palabra, acertada previsión, me temo que haya una nueva versión aumentada de aquellas semanas de julio de año pasado, de bochorno insoportable por la calima, de sofocos y sudores.

Como una plaga de menopausia. Y no todos podemos estar en casa con la pata quebrada y el ventilador a tope, que hay mucha gente con la obligación de trabajar, expuestas a golpes de calor. Este diario recordaba el otro día que más de dieciséis mil personas murieron el verano pasado en Europa por altas temperaturas. Habrá que suponer que administraciones y empresas asumen que las calores no son flor de un día, que vienen para asentarse, que hay que reajustar trabajos o y horarios, que hay que cuidar a niños y mayores, que el cambio ya está aquí con calores africanos. Quizá tengamos que aprender a vivir como viven las gentes del norte de Africa.