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La muerte de Milan Kundera nos deja huérfanos de uno de los mejores escritores centroeuropeos del último medio siglo, a pesar de que buena parte de su obra la escribiese en francés, la lengua de su país de acogida. Kundera estuvo en Mallorca, en la Colònia de Sant Jordi a finales de los años 80, aunque su primera visita a la isla fue en 1986. Aquí fue donde nació la idea de una de sus novelas más aclamadas, La ignorancia. Kundera dio órdenes explícitas que se publicase simultáneamente y en exclusiva en catalán y en castellano, puesto que los exilios españoles de la Guerra Civil habían sido una de las fuentes de inspiración para un hombre que tuvo que exiliarse de la República Checa durante el comunismo. Escogió el catalán porque lo descubrió y amó en la Colònia (lo podía leer fácilmente gracias a su conocimiento del francés), y el español para homenajear al exilio. Se va un grande.