No sería para menos. Se supone que desde hace una semana el mundo ha cambiado. Nada debería ser igual desde el momento en que tres antiguos agentes de inteligencia, militares retirados del ejército de los Estados Unidos, testificaron bajo juramento, mano en alto, en la Cámara de Representantes que el gobierno americano está en posesión ya no solo de naves alienígenas sino también de restos biológicos de sus ocupantes (si antenas, tentáculos, escamas o branquias parece que no quedó claro; habrá que preguntar más arriba). Y sin embargo, cinco minutos después de escucharles atentamente todos volvíamos a estar pendientes de cuanto cantamañanas aparece en las redes sociales o en los medios poniendo fechas para el fichaje asegurando tener línea directa con Al-Khelaifi y la madre de Mbappé, y así seguimos. Yo no digo nada, pero por testimonios mucho menos solemnes que los de estos tres, en Arizona mismo hay gente haciendo cola en el corredor de la muerte. Conque mejor ir haciéndose a la idea. Ya casi están aquí. Él también.
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