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La torre del Serral dels Falcons vigila la costa de Porto Cristo (Manacor) desde 1577. Conocida como sa Torre o Torre del Moro, resistió intacta varios siglos hasta que los combates de la Guerra Civil casi la borran del mapa. En agosto de 1936, un cañón del ejército sublevado le acertó de lleno dos veces para espantar a los milicianos antifascistas que la ocupaban. Aquello fue solo el comienzo de una lucha por su control que derivó en uno de los enfrentamientos más insólitos de la guerra: el combate cuerpo a cuerpo de milicianos catalanes del POUM contra legionarios mallorquines.

La batalla comenzó el 16 de agosto con el falangista Jerónimo Capó escondido en la torre mientras cientos de antifascistas desfilaban ante él: «No iban bien formados, sino con desorden. Gritaban ‘¡UHP!’, como marcando el paso. Llevaban una gran bandera roja con la hoz y el martillo blancos en medio de ella. ¡Eran muchos!», explicó. Unas horas después, los milicianos ocuparon la zona y comenzaron a sufrir bombardeo desde las Cuevas dels Hams. Según los informes militares, el 19 de agosto un obús derribó «gran parte» de la torre. Dos días después, otro cañonazo la dejó «completamente inhabitable».

El 21 de agosto, la torre cambió de bando. Un centenar de legionarios —la mayoría excombatientes de África— ocuparon la zona con el apoyo de varios soldados de infantería. Ahora era la aviación y la artillería republicana la que les machacaba desde el otro lado del puerto, donde hoy está la casa de Rafa Nadal. El capitán legionario José Pérez Vengut asegura en sus memorias que sufrieron «un calvario».

La gran ofensiva republicana llegó la tarde del 23 de agosto. Más de cien milicianos del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) —comunistas antiestalinistas— desembarcaron en la retaguardia y atacaron el flanco enemigo en una peligrosa maniobra envolvente. Como ha investigado Gonzalo Berger, formaban parte de la columna Gamisans-Oliver y acababan de llegar de Barcelona. El asalto provocó la desbandada enemiga y llegaron a ocupar las Cuevas del Drach. El legionario Pérez Vengut lo explica así: «Observé fuego de fusil y ametralladora en la torre del moro y un grupo de 40 individuos que bajaban corriendo. Aquello fue una verdadera sorpresa».

Los sublevados montaron una línea de defensa que abatió fácilmente a los milicianos que corrían de manera temeraria hacia ellos. Las fuerzas llegaron a confundirse entre la alta vegetación y pasaron al arma blanca. Para identificarse, unos gritaban «¡Aquí la legión!» y los otros «¡Aquí Azaña!». El cabo legionario Clemente Prada recibió un disparo en la cabeza mientras rodaba por el suelo con un miliciano. Ambos fallecieron. Según Pérez Vengut, los del «POUM dejaron sobre el campo bastante muertos y municiones. El combate fue encarnizado. Por todas partes se veían manchas de sangre». No sabemos exactamente cuántos cayeron. Gonzalo Berger ha contado 26 milicianos muertos este día en todo el frente. Sus cuerpos siguen todavía desaparecidos.

Paradojas de la vida, la República ilegalizó el POUM en 1938. La torre fue reconstruida en 1960 y hoy es uno de los lugares más turísticos de Porto Cristo.