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Un amic meu, Josep Alonso, em passa un document que no coneixia: una conferència de Robert Graves de 1964, realitzada a l’Ateneu de Madrid, amb el títol d’El fenómeno del turismo. Immediatament, vaig tenir una gran curiositat per saber que pensava en Graves sobre el turisme a Mallorca, aquell mateix any en que Fraga inaugurava l’hotel número 1.000, l’Hotel de Mar de J.A. Coderch a Illetes. A l’aeroport de Palma arribaven quasi dos milions de passatgers anuals. Estàvem en l’inici del Big-Bang turístic, ona expansiva que encara no ha acabat.

En lloc de fer un resum de la seva conferència, els hi mostraré una selecció de texts. Aquí va el primer, que parla sobre les opcions que tenia Graves l’any 1929 per escollir a on volia viure a Mallorca:

«Me decidí en contra de El Terreno, donde jugaban a bridge todo el día, y también en contra de Pollensa, donde jugaban al stripoker toda la noche y me establecí en Deyá, un pueblo en la silvestre costa del Noroeste (… ) Era el paraíso y descubrí que sabía cómo vivir allí»

L’esclat de la Guerra Civil el 1936 el fa tornar a Anglaterra i tot d’una que pot torna a la seva estimada Mallorca.

«Hacía poco que había acabado la Guerra Civil cuando empezó la Segunda Guerra Mundial. Entre las dos me hicieron quedar fuera hasta el mes de mayo de 1946, cuando mi familia y yo tuvimos el honor de ser los primeros pasajeros civiles que aterrizasen en el aeropuerto de Palma.»

«Mallorca no solo posee una cordillera de montañas altas que se erigen soberbiamente sobre el mar, pero, además, más de 500 kilómetros de playas de arena que bordean un paisaje llano sin valor alguno para la agricultura. Cuando vine por primera vez se podía andar todo el largo de estas playas casi sin encontrarse con nadie, excepto, de cuando en cuando, en algún pueblecito de pescadores»

Respecte a la cultura del turisme de masses de festa i gatera, que ja s’estava imposant a Mallorca, Robert Graves cita les paraules d’un amic seu nord-americà, que feia de guia turístic, amb grups que feien l’excursió etílica ‘Palma de noche’. El seu amic estava desesperat de fer feina amb aquests grups i li conta: «Uno de mi grupo ha hecho la única cosa razonable que ninguno ha hecho hasta ahora: se tiró por la ventana de su hotel»

Després d’explicar el terme de ‘Baraka’ com una mena de protecció o gràcia divina que afecta a una persona, un grup o un territori, com per exemple Mallorca, ens diu:

«Por tanto, el problema del turismo, para mí, se puede reducir a la cuestión de cuanta Baraka estamos dispuestos a perder a cambio de las comodidades de la modernidad»

Com a mostra del mal que estava fent el turisme intensiu i la construcció desmesurada, Graves fa parlar al seu amic i poeta Anthony Kerrigan, home de la seva secretaria Elaine Kerrigan, veïns de molts anys al barri d’El Terreno:

«El barrio de El Terreno está en la agonía. Este gran barrio, con su original sabor y gracia, su aire único, va despareciendo bajo los martillazos de especuladores. Toda la gracia isabelina, todo el estilo característico de este caserío, construido por hombres de amplia imaginación y muy generoso gusto, se está sacrificando en nombre del extranjero, que cuando la destrucción esté terminada, se irá a otro sitio donde no haya llegado la peste de la usura (…). Mientras tanto, ¿no hay ninguna autoridad competente que tenga el más mínimo interés en evitar el desastre?»

Continua reflexionant Graves sobre els impactes del turisme i la necessitat de protegir el patrimoni cultural i ambiental:

«Ahora que el Ministerio de Información y Turismo ha recibido poderes más extensos, espero que las ciudades más hermosas y los pueblos que están amenazados por el turismo de serie, se preservarán como reservas de cultura, como se ha hecho en Italia (…) Pero es esencial que las ciudades que no han sido aún ‘descubiertas’ se preserven y no sacrifiquen sus bellezas naturales a la maquinaria de la publicidad turística, cosa que comenzó en el centro de la ciudad y se extiende como un cáncer hasta que las calles más importantes llegan a estar vacías de alma y a ser tan anónimas como los aeropuertos»

Robert Graves acaba la seva conferència explicant un acudit que havia estat publicat al diari Baleares, en el que un pagès, comentant els problemes de les oliveres, demana al seu amic:

«Pero cuando se hayan cortado todos los árboles, y ya hayan empleado toda la madera para hacer cajas y cosas de estas para los turistas, ¿qué haremos? Su amigo le contesta, no te preocupes, los agentes turísticos los importarán de plástico».