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Ser judío no es fácil. Serlo en Mallorca quintuplica esta dificultad. Y lo más increíble: tras el pogromo padecido por Israel el pasado siete de octubre, aquí el ambiente se nos ha hecho irrespirable. No por falta de apoyo, pues tenemos amigos que nos acompañan y sufren con nosotros, sin olvidar el rápido posicionamiento de la presidenta Prohens, que a las pocas horas del execrable ataque se posicionó de manera inequívoca contra el terrorismo de Hamás y en defensa de Israel. No puedo decir que no me he sentido apoyado en estas horas tan amargas pero las mentiras de los partidillos y grupúsculos antijudíos que tenemos en Mallorca –y en toda España, claro está– son ya insoportables y reclaman una acción de signo contrario, el esclarecimiento de la verdad, la Hasbará.

Lo explica el rabino Elihahu Birbaum –el que me llevó de la mano hacia el Retorno–: «En los 75 años desde la refundación de nuestro Estado hemos pasado por guerras y hemos sufrido innumerables ataques terroristas, pero este es el primer pogromo que padecemos en la tierra de Israel». Cierto. Cuando los judíos no teníamos un Estado propio los tiranos de los países que supuestamente nos acogían toleraban de vez en cuando ataques a nuestros barrios, casa por casa, la violación de nuestras mujeres, el asesinato de nuestros hijos, el incendio de nuestros hogares. Dichos crímenes –realizados de manera organizada y efectuados por grupos de bárbaros que nada respetan– nunca habían tenido lugar en nuestro suelo. Hasta ahora.

Dicen que ya no soy un cronista maldito, pero sigo siendo un cronista certero. Lo escribí unas horas después de los terribles sucesos: «Hoy somos las víctimas, pero pronto seremos los culpables». Ese momento ha llegado y, a pesar de ser capaz de preverlo, me produce un dolor insoportable. Ya no se trata de la sinrazón de personajillos como Neus Truyol o Camargo: su torpe maldad no tiene remedio y polemizar con esa gente es perder el tiempo. El daño –incluso físico– lo provocan individuos aparentemente razonables que –tras condenar el pogromo como si nos hubiesen atacado con escopetas de perdigones– manifiestan que les aterroriza una respuesta desproporcionada de Israel. Lo he aguantado verbalmente, por escrito y telemáticamente, pero eso se acabó. Tome nota quien proceda.