1. m. Tendencia a comportarse de un modo extremadamente dinámico.
2. m. Ejercicio de proselitismo y acción social de carácter público, frecuentemente contra una autoridad legítimamente constituida.
3. m. Fil. Doctrina según la cual todos los valores están subordinados a las exigencias de la acción y de su eficacia.
Parece que bares y restaurantes de Palma, especialmente de la Lonja, podrán alargar la hora de cierre hasta las 00.30 horas. Y los vecinos escribimos cartas a los diarios, organizamos ruidosas protestas frente a los locales que no nos permiten descansar o formulamos denuncias a las autoridades pertinentes, que en infinidad de ocasiones terminan en agua de borrajas.
Desde que conocimos, por causas tristes, el placer de la calma, las calles en silencio, o las carreteras huérfanas de vehículos, el regreso a la cotidianidad de la ciudad turística nos irrita en mayor grado. No hace falta ser vidente para ver que estamos a muy pocos grados de abofetearnos en cualquier semáforo con otro conductor; o de mandar un poco más lejos que a hacer puñetas a cualquier turista despistado que nos vuelva a preguntar «Katedrual». La violencia nunca está justificada y eso que, llegados a este punto, más de uno merece una bofetada o un golpe de zapatilla, con lo que conlleva de ofensivo.
Voy a contarle, vecino de turístico barrio, mi protesta pacífico-activa que realizo desde que a unos desconsiderados hosteleros abrieron un bar de ruidosos clientes frente a mi hogar. Los días de alboroto aprovecho la hora de bajar la basura para, bolsa en mano, entrar en el establecimiento, solicitar en barra un agua para llevar y con mi bolsa sentarme en una de sus mesas o de pie junto a los cliente molestos. Por norma, la gente se incomoda y se desplaza o se va; a veces los responsables del local me increpan o discuten hasta que consiguen que me marche, dejando tras de mí un incómodo olor; y en el peor de los casos alguien pierde los nervios y patea la bolsa repartiendo su mal oliente contenido.
Para antitaurinos tengo una, que no voy a contar en público para su mejor resultado quedando a su disposición en cuanto vayan frente a una nueva protesta.
Y a los hosteleros aquello de que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.
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