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Seguramente, ahora que por fin terminó la insufrible murga de la investidura (o golpe de Estado) del presidente Sánchez, así como las pavorosas letanías de la amnistía, el fraude electoral y todos los demonios del infierno, mucha gente normal y corriente, más o menos de derechas o izquierdas, se estará preguntando si ya de una vez pasaremos página, la política española les dejará tranquilos un tiempo, para poder dedicarse a sus asuntos propios sin que nadie les chille en la oreja consignas apocalípticas, y les coma el coco con la fulminante destrucción de España. La respuesta es no, de ninguna manera, ni lo sueñen. Al contrario, para los observadores más iracundos, ahora es cuando, con el inicio de la legislatura, empieza lo más jodido del asunto, la fase crítica. Mejor no se hagan ilusiones, porque esta página histórica de la amnistía, entre que pesa cien quintales, tiene el tamaño de un campo de fútbol madridista y está muy pegajosa de lágrimas y mocos, no hay quien la pase. A ello se une que todos los focos mediáticos estarán fijos en ella, por si alguien intenta moverla en un descuido, y ya nos han avisado de que esta legislatura será terrible, y muy inestable. Esto último es fácil de predecir, ya que la estabilidad, el bien más preciado en política, no existe en el universo, y depende, precisamente, de dónde pongas el foco. Que no se va a mover ni un milímetro de los socios independentistas del Gobierno, con los que no se puede gobernar ni dos días. Y si se puede, peor todavía, porque probaría la perversidad intrínseca del Gobierno, y su naturaleza de marioneta. Así que no, no nos dejarán tranquilos ni siquiera por Navidad, porque a los españoles nunca les bastan las desdichas del presente, y ya llevan meses anticipando las del futuro. Futuro antiguo, que consiste en la imposibilidad de pasar esa página. Por supuesto, el reelegido presidente Sánchez no se puede fiar de sus socios, que se le echaran al cuello por turnos, pero sí puede contar con sus enemigos, que no fallan nunca. «Conoce al enemigo y a ti mismo, y nunca serás vencido», dice el maestro Sun Tzu en el milenario El arte de la guerra. También dice que la mejor configuración del ejército es no tener forma. Por ese lado están preparados. Más vale que nos vayamos preparando todos nosotros.