Puigdemont tiene pinta de haber escapado de un circo y haberse quitado su nariz roja, pero olvidándose de destocarse la peluca de cabello apelmazado. Con luces suficientes para gestionar una panadería en su pueblo de Amer, muestra firmeza en sus ideas decimonónicas de fueros, prerrogativas y dispensas, o sea, de la ultraderecha más rancia de hoy; y queda preso de la xenofobia al mejor estilo Torra. Acomplejado y poca cosa, se vino arriba en el 17, desde entonces va de héroe delirante, se sueña gran señor feudal con castillo rumboso. A su pesar, es como un toro espantadizo que acude a las suertes de modo receloso y cobarde, cuya característica en la plaza es salirse de las suertes, rehuyendo rematarlas. Al pisar el albero de la política pareció ser algo abanto y se transformó luego, por unos minutos, en bravo. Embistió al Estado y se fue de cabeza al callejón, en forma de maletero de automóvil, sin que ningún maestro del cartel tuviera tiempo de intentar un quite.
Cesiones sin cesar
Palma17/01/24 0:30
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4 comentarios
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Algun dia nos arrepentiremos...si tenemos ocasión...Ver Venezuela el tiempo que lleva de dictadura...
Recordar que e 2017, cuando la fuga en el maletero, el primer espada era M. Rajoy, ese al que no consiguen identificar los jueces
Antes de llamar golpistas, ultraderechistas y xenófobos a dirigentes políticos, hay que recordar que fueron condenados por poner urnas para hacer un referéndum. Por mucho que uno quiera que lo devuelvan al ruedo y lo cosan a banderillazos para solaz de la España más rancia, como deja entrever en su artículo. Y conste que puedo estar en parte de acuerdo con usted en cuanto a las cesiones por parte del Estado a un grupo minúsculo de población. Pero ese es el reverso de la ley d'Hont que tanto ha beneficiado durante años a su (creo) partido, así que hay que apechugar con ello.
Espléndido, como siempre.